martes, 3 de enero de 2023

Luto en el imperio austro-húngaro

 


Leo en El Debate la siguiente noticia: “La triste pérdida con la que la Reina Sofía ha empezado 2023”. He dado un  brinco en el asiento. Por un momento he pensado, Dios no lo quiera, si habría fallecido su esposo, el rey emérito Juan Carlos de Borbón, en Abu Dabi y yo no me había enterado de la noticia. Pero no, la noticia no era esa. Se trataba de otra noticia menos trascendente, del fallecimiento de su primo en segundo grado, un tal Max de Baden, que se hacía pasar por príncipe, fallecido a los 89 años el pasado 29 de diciembre en el castillo de Salem, al sur de Alemania. De la misma manera, me entero de que ese tal Max de Baden era desde 1963 jefe de la Casa Gran Ducal de Baden, que desde 1112 hasta 1918 proporcionó soberanos en la  parte de Baden del actual estado federal de Baden-Württemberg. Menos mal que ha dejado sucesor  al príncipe heredero, un tal Bernhard,  margrave de Baden. Pero yo me pregunto, ¿heredero de qué? Yo estaba convencido de que eso del Imperio Austro-Húngaro ya era cosa del pasado tras la muerte de Francisco José y la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial; que Alemania en la actualidad era una república parlamentaria y federal; y que, eso del Imperio Austro-Húngaro solo era una rareza que nombraba Luis García Berlanga en todas sus películas. Pero ya veo que no, que todavía existen personajes exóticos que nunca dieron un palo al agua y que siguen manteniendo de casa para adentro unos títulos nobiliarios inexistentes y ridículos. Llamarle “príncipe” a ese tal Max de Baden, primo segundo de la reina emérita española y primo carnal de Carlos III de Inglaterra, y del que casi nadie conocía su existencia, me encierra en un dédalo del que no sé cómo salir. Pero al leer la noticia de la muerte de ese margrave (nombre en español dado al título germánico markgraf, equivalente a marqués) y sin pretender con ello bajarle de categoría en el rango  jerárquico de la nobleza, me entero también de que era hijo de Bertoldo  (no sé si pariente y en qué grado de Bertoldino y Cacaseno) y de Teodora, hermana del duque de Edimburgo, marido de Isabel II, y que su abuelo (el abuelo del fallecido, quiero decir) fue el último canciller del Imperio Alemán y fundó una escuela regida por los métodos pedagógicos de Kurt Hahn, donde estudió la reina emérita española y sus primos alemanes, con los que siempre tuvo una buena relación. Max de Baden, y concluyo, se casó con su prima hermana,  Beatriz de Hohenlohe-Langenburg, de la que se divorció, y en 1966 volvió a casarse con la archiduquesa Valeria de Austria-Toscana, hija del archiduque Humberto Salvador de Austria y de la princesa Rosemary de Salm-Salm;  a mayor abundamiento, prima tercera del rey emérito Juan Carlos, convirtiéndose tras su boda con el reciente difunto en margravina consorte de Baden. Tuvieron cuatro hijos. El mundo es un pañuelo. Lo que ya no sé es si la reina emérita podrá asistir a su entierro, ya que se encuentra en Roma representando a la Corona y presidiendo la comitiva española en las exequias por el papa emérito Benedicto XVI, también conocido como Joseph Ratzinger, teólogo que en su juventud perteneció a las juventudes hitlerianas y salió vivo.

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