lunes, 14 de junio de 2010

Esperando el deus ex máchina

Como en la tragedia griega, en esta desventura nacional todos los ciudadanos esperamos que aparezca el deus ex máchina, el απò μηχαν θεóς que nos saque del atolladero. Resulta necesario que la actual situación de zozobra se resuelva pronto y bien. Va siendo hora de que aparezca el héroe que nos ilumine. De ninguna manera son los sindicatos, que han apurado hasta dos días antes del próximo Consejo de Ministros, el del miércoles, para calentar los cascos de los trabajadores, de los parados, de los pensionistas y de los funcionarios públicos para amenazar a Rodríguez Zapatero con una huelga general. A los sindicatos, como a las viejas ollas, les falta presión. Los sindicatos mayoritarios, CC.OO. y UGT, ajenos a cuanto acontecía en los tajos de las pymes y demostrando magnífico acomodo con las decisiones de La Moncloa hasta hace muy pocos días, saltan ahora de su asiento como si estuviesen dotados de un resorte eyector y hacen un amago grotesco de morder la mano de un “patrón” que les ha estado soltando dinero sin cuento.

Había un torero de postín que, cada vez que llegaba a la estación de Atocha procedente de Andalucía, cuando pisaba el andén y se encontraba junto a la locomotora, coincidía con un resoplido de vapor que lo ocultaba en una densa nube blanca. Entonces el torero, muy enfadado, haciendo aspavientos con los brazos y mirando hacia la máquina, le decía a gritos: “¡Esos cojones, en el Despeñaperros!”. Pues bien, a los sindicatos mayoritarios les ha sucedido algo parecido. Hasta hace poco, Méndez y Toxo sólo osaban levantar la voz a Mafo, Gobernador del Banco de España, cuando éste recomendaba que se hiciera la oportuna reforma laboral. Pues bien, ahora los sindicatos se desmarcan del Poder Ejecutivo justo cuando es el Parlamento Europeo, y no Fernández Ordóñez, el que exige por la brava al Gobierno de España que se tomen medidas urgentes; cuando Felipe González destaca la determinación del Consejo de Ministros de decidirse a tomar tan antipática medida, como último recurso ante la falta de capacidad de Patronal y Sindicatos para acercar posturas; y, además de todo ello, cuando Merkel considera que España puede acudir al mecanismo de estabilización del euro.

En estos difíciles momentos para el futuro de España, nos encontramos con un José María Aznar criticando la política de España desde la prensa extranjera; con un Mariano Rajoy, impasible y silente, haciendo las cuentas de “la lechera” tras conocer las últimas encuestas; y, como ya he afirmado, a unos sindicatos “haciéndole la cama” a Rodríguez Zapatero. Los nuevos patrioteros, aquellos que piensan que “cuanto peor, mejor”, brotan como setas en un pinar. Se multiplican de la noche a la mañana. Unos, desde el púlpito; otros, desde una vergonzosa prensa amarilla de hechuras golpista; los de más acá, a través las ondas hertzianas de emisoras eméticas; y, los de más allá, generando desconfianza a la rosa de los vientos. Y en medio de este laberinto estamos presentes nosotros, los españoles sencillos, que sin ningún afán de protagonismo, y sin otra aspiración que no sea la de poder llevar el dinero de una nómina a casa todos los meses, esperamos que todo se solucione de la mejor manera posible. La verdad, no nos queda otra.

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