sábado, 16 de octubre de 2010

Rufo Gamazo


Leo en la edición de El País de hoy, 16 de octubre, un trabajo de Rafael Fraguas titulado “Una sepultura para Franco en Mingorrubio”. Nada que objetar. Yo también considero que Francisco Franco no debería estar enterrado en Cuelgamuros. No murió en el frente de guerra ni en la retaguardia sino en el madrileño Hospital de La Paz en 1975. Sin embargo, me ha llamado la atención las referencias que Fraguas hace al periodista Rufo Gamazo Rico porque precisamente hoy será nombrado Hijo Predilecto de su pueblo natal, Vilalonso, donde nació en 1923. Gamazo, muy vinculado a La Opinión-El Correo de Zamora, se matriculó en La Escuela Oficial de Periodismo de Madrid en 1946 y en ese periódico publicó su primer trabajo, titulado “Venturas y desventuras del tripero”, aquel personaje que durante la posguerra vendía tripas secas para embutidos durante la época de la matanza. Su amistad personal con Arias Navarro, que posiblemente data de los tiempos en los que fuera gobernador civil en León, le llevó a asumir la dirección técnica de Prensa de Medios de Comunicación del Estado y a su asesoría personal, siendo ya presidente del Gobierno. Según afirma hoy La Opinión-El Correo de Zamora, en su sección correspondiente a Toro, “durante el periodo de instrucción militar en el Regimiento de Infantería Toledo en Zamora escribió en el diario local «Imperio» donde coincidió con Gila y en el que firmó sus crónicas con el pseudónimo de Don Puro, ante la imposibilidad de utilizar su nombre por la normativa militar. El periodista zamorano también ocupó el cargo de jefe de información de «La Prensa», de Barcelona, redactor jefe de «Arriba»; director de «El Día», de Tenerife, y de varias revistas madrileñas, entre ellas «Villa de Madrid», ciudad de cuyo ayuntamiento, ya en plena madurez, fue jefe de prensa y secretario de la Mesa de Cronistas". Desde estas líneas me sumo al reconocimiento de Villalonso a su hijo predilecto, Julio Gamazo Rico, ya que acostumbro a leer su opinión casi diaria en ese periódico zamorano, siempre con agrado. En periodismo la veteranía es un grado y sus artículos, al igual que sucede con el recio vino de Toro, mejoran con el tiempo. Me uno a su merecido homenaje y le deseo lo mejor.

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