lunes, 23 de enero de 2012

Jaume Pujol, otro iluminado


El pasado día doce de enero escribía en mi blog que el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, tenía un problema: que vivía obsesionado con la fornicación. También añadía en mi blog de aquel día unas perlas cultivadas de ese pastor de la Iglesia: “La sexualidad desorganizada es como una bomba en la mano”. Y personalmente entendí, y así lo conté, que Demetrio Fernández debía ser un gran experto en temas de sexualidad organizada y bien conducida. Y añadía, sin cortarme un pelo, que “lo que ya no sabemos es si conoce algo sobre la pederastia en el seno de la Iglesia Católica, ese drama silenciado y encubierto por los obispos y las vergonzosas maniobras que éstos realizan para proteger al clero pederasta”. Pues bien, ahora, el arzobispo de Tarragona y miembro del Opus Dei, Jaume Pujol Balcells, en una entrevista en TV-3 ha hecho referencia a los homosexuales. Y ha dicho que “su comportamiento no es adecuado ni para ellos ni para la sociedad”. Y sobre el matrimonio, Pujol ha señalado que “a las mujeres de mi iglesia siempre les digo lo mismo: ‘A quien tienes que cuidar más es a tu marido, él es el hijo más pequeño de la casa’. Ya sabéis por qué lo digo. Lo tienen que cuidar, no se pueden descuidar”. En fin, si el arzobispo de Terragona cree que las mujeres saben por qué lo dice, aquí el corto de entendederas soy yo, que no me entero. Creía saber algo sobre el complejo de Edipo positivo, no mucho, pero Freud definió tal enredada cuestión como el deseo inconsciente de mantener una relación sexual (incestuosa) con el progenitor del sexo opuesto y de eliminar al padre del mismo sexo (parricidio). Más o menos, que tampoco estoy revolcado en el merengue del psicoanálisis. Pero afirmar, como afirma Jaume Pujol Balcells, que “las mujeres deben cuidar más a sus maridos por ser los hijos más pequeños de la casa”, se me antoja como un triple salto mortal al vacío de un arzobispo que consulta en sus ratos de asueto, que deben ser muchos, el oráculo de Delfos. Lo del comportamiento de los homosexuales “inadecuado para ellos y para la sociedad” podría tener indicios de certeza siempre y cuándo el arzobispo de Tarragona explicase el por qué. Mientras no lo explique y lo aclare, sus declaraciones carecen de rigor. Este arzobispo, que desde 1992 compaginó determinadas tareas universitarias con el asesoramiento a la Conferencia Episcopal Española, no sé todavía si sigue a rajatabla las directrices del “establishment opusino” o los criterios de Aquilino Polaino, también miembro numerario del Opus y médico psiquiatra. En cierta ocasión, Polaino fue invitado por el PP al Senado como experto en homoparentalidad; y allí contó a los senadores presentes que “los gays son hijos de padres hostiles y alcohólicos”. Dios nos libre de estos iluminados.

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