lunes, 7 de junio de 2021

Paco el de La Bicha

 


La Iglesia Católica conmemora la festividad de los santos Jeremías, Pedro, Sabiniano, Walabonso, Abencio (también se puede decir Habencio) y Wistremundo, todos ellos martirizados en Córdoba tal día como hoy del año 851. A Wistremundo Fernández Pellón  le conocí una noche en el Barrio Húmedo de León tomando unos chatos de vino en el Bar La Bicha, en la Plaza San Martín,  derribado en 2013. Aquel bar tenía un dueño, Paco,  que espantaba a la clientela con sus malos modales. Le cabreaba mucho que el cliente pidiese un  vino que no fuese del “País Leonés”, como él decía. También, que el cliente pidiese media ración. “Yo se la pongo entera –decía- y usted sabrá lo que hace”. Se contaba de Paco que un día apareció por su local una nieta de Franco. Y Paco, con su cabreo acostumbrado, la echó de su local mientras le gritaba: "No venga usted a joder, que ya nos jodió bastante su abuelo". Algunos clientes hubieran dejado de volver por su mal carácter, de no haber sido por su cecina de vacuno y sus gloriosas morcillas a la plancha que le proveía Cárnicas Villaobispo, en Villamoros de las Regueras, perteneciente al municipio de Villaquilambre, en la margen izquierda del río Torio. Aquella morcilla cocida, a base de sangre  y cebolla, una vez sacada la tripa la pasaba por la plancha y después la colocaba sobre una tostada de pan, o con el acompañamiento de unas patatas fritas, o de unos pimientos de Padrón que le añadía un sabor picante. Wistremundo Fernández Pellón, vivía muy cerca de aquella taberna, en la calle de Don Gutierre, estrecha, con escaleras en pendiente descendiente y “mujeres de munición”. Por aquellos lugares asomaba antaño la figura de Genaro Blanco, alias Genarín. Cuentan quienes lo conocieron que su primer orujo mañanero lo tomaba en la taberna “El perrito”, en la plaza del Grano, esquina con la calle de Don Gutierre. Genarín fue atropellado por el primer camión de basura con el que contó León, mientras exoneraba el vientre en la base del tercer cubo de la muralla de León, a la altura de la calle de Las Carreras, durante la madrugada del Jueves al Viernes Santo de 1929. Dejó viuda y cuatro hijos. Para poder rescatar su cadáver fue necesario mover el vehículo, que a punto estuvo de atropellar a dos niños. Tras su muerte, un grupo de cuatro personas  decidió conmemorar la vida de Genaro.  Se trataba de Nicolás Pérez, alias Porreto (árbitro de fútbol), Eulogio, alias El Gafas (taxista), Luis Rico, garbanzo negro de buena familia y el poeta Francisco Pérez Herrero. En la noche de Jueves Santo de 1930, los cuatro hombres se reunieron en la Plaza del Grano visitando las tascas y bebiendo orujo, a la vez que recitaban poesía y conmemoraban la vida de Genarín. La procesión creció en número de asistentes hasta que en 1957 fue prohibida, al encontrarse de frente dos procesiones, la religiosa y la profana, que supuso un considerable enfado entre las autoridades. Con la llegada de la democracia volvió a procesionarse esa chirigota por las calles de León. En ese sentido, nada hay mejor que leer “El Entierro de Genarín. Evangelio apócrifo del último heterodoxo español"  (1981) de Julio Llamazares. Wistremundo Fernández Pellón sabía muchas cosas, unas me las contaba, otras no. Un día dejé de verle apoyado en las barras de los bares del Barrio Húmedo. A alguien le escuché decir que había muerto de tabardillo.

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