viernes, 19 de noviembre de 2021

Aplanar la curva

 



Estamos obsesionados con aplanar la curva de todo lo que se mueve: el vómito de lava del volcán de La Palma, la pandemia de coronavirus, el paro, los fracasos escolares…, con la pretensión peregrina de dar respuestas a determinadas emergencias que nos ahogan y que el Gobierno no sabe cómo afrontar con éxito. Se reúnen consejos de expertos, se trazan líneas de actuación, se contratan más asesores de lo que sea, y se analizan las tendencias “en profundidad”, como si los supuestos especialistas fuesen batiscafos que peritasen la sima de nuestros desarreglos enraizados. Ningún gobernante se atreve a cortar por lo sano. Echan a la hormigonera del disparate una palada de cal y otra palada de arena confiando en que el aglomerante del mortero satisfaga a todos los ciudadanos, o a la mayoría de ellos. Esteban Hernández (El Confidencial, 15/03/2019) en su artículo “Los cuatro grandes problemas de España”, analizaba el trayecto de los partidos políticos en los últimos años. Del 15-M surgió Podemos, que iba a terminar con la casta, pero “que rápidamente se convirtió en una readaptación gentrificada de la vieja izquierda”; con la salida de Rajoy por una moción de censura, “el PP decidió reinventarase regresando a los primeros 2000, a la época aznarista, con el pretexto de que ahora está de moda”.  Ciudadanos, “que era liberal en lo cultural y lo económico, giró hacia el orden, el cierre identitario y la bandera”. Y entre tanta polvareda emergió de la nada Vox triunfando en Andalucía  “intentando borrar lo que se construyó en la Transición: nada de autonomías, nada de aborto, nada de feminismo”. Seguía diciendo Hernández que “los socialistas, se han convertido en un partido nuevo con Pedro Sánchez, pero sus propuestas forman parte de la ortodoxia que domina el progresismo desde hace algunas décadas, con su mezcla de feminismo, algo de redistribución, algo de ecología y un poco de tecnología como receta principal”. El corolario de todo ello, según sostenía Hernández, es que en España “hay dos clases de partidos: los que se mueven en el pasado y los que están por inventarse”. Pero, claro, agua pasada no mueve molino. y algo que todavía no se ha inventado no aplana la curva de nuestros sinsabores. Si miramos el paisaje de Madrid hacia la Sierra de Guadarrama, podemos hacer un alto en el camino y divisar el casoplón de Galapagar donde trepa la maleza, y el paraje de Cuelgamuros esperando la resurrección de los muertos.

No hay comentarios: