martes, 16 de noviembre de 2021

Dieta, mangueta y siete nudos en la bragueta

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El médico José María Rodríguez Tejerina (Madrid, 1921-Palma de Mallorca, 2006), que este año hubiese celebrado su centenario, fue presidente de la Real Academia de Medicina de Baleares, facultativo de la Armada y un gran divulgador científico, autor, entre otros libros, de “Historia de la Medicina en Mallorca” (tres tomos), “Encanto y congoja de Mallorca”, “Camilo José Cela y la Medicina”, “Nuevos ensayos sobre Camilo José Cela y la Medicina”, “Celiá, maestros actuales de la pintura”, “Vivir en Mallorca”, y “Silva de las sanguijuelas”. Y como gran amigo de Camilo José Cela que fue, le asesoró a la hora de componer su “Enciclopedia del Erotismo”. Así, en  el cuarto tomo de su obra (página 1085 -1086) Rodríguez Tejerina hace referencia a Juan Sorapán de Rieros  (Logrosán, 1572- Trujillo, 1638), que en 1616 publicó su única obra conocida,”Medicina española contenida en proverbios vulgares de nuestra lengua”, que sirvió durante muchos años de orientación de conducta gastronómica. Su obra fue como una enciclopedia de la salud. Se sabe de él que fue médico del Santo Oficio de la Inquisición de Llerena, de Granada y de su Real Chancillería. Su obra, dividida en dos partes, fue editada en imprentas granadinas, las de Martín Fernández Zambrano y Juan Muñoz, respectivamente. Comenta 47 sentencias populares, que proceden en su mayoría de la recopilación de los refranes en romance realizada por el comendador y erasmista Hernán Núñez de Toledo y Guzmán, compendiados en su trabajo "Refranes o proverbios en romance" (Salamanca, 1555), y del acopio popular de Las Villuercas y otras comarcas de Extremadura, tierra en la que el autor afirma “poder vivir los hombres en ella más larga vida, más sanos, más robustos y que con menos peligro pueden ser viejos sin dar el pellejo”. En realidad, el título de su obra es más extenso: “Medicina española contenida en proverbios vulgares de nuestra lengua, muy provechosos para todo género de estudios, para filósofos y médicos, para teólogos y juristas; para el buen regimiento de la salud y más larga vida”. Entre los muchos refranes contenidos, Rodríguez Tejerina glosa uno de ellos: “Dieta, mangueta, y siete ñudos en la bragueta”, donde al hacer referencia a “los siete ñudos” expone siete puntos dignos de ser tenidos en cuenta: primero, evitar la mucha comida y demasiado vino; segundo, huir de malas conversaciones;  tercero, ocupar el tiempo en el trabajo y evitar la lujuria en tiempos de asueto;  cuarto, huir de espectáculos frívolos; quinto, no mirar pinturas lascivas; sexto, con conversar ni leer libros deshonestos; y séptimo “ñudo” hace referencia al estudio de los fármacos con virtudes sedativas contra la lujuria: “ las hojas de sauce; la ceniza del tarabe mezclada con orina de buey; esparcir sobre el suelo de la habitación el polvo en que se haya revolcado alguna mula; cocimiento de las lentejas con miel o la simiente de las lechugas con agua; las simientes, las hijas y las flores de agnocasto, no sólo en las comidas sino también esparcidas sobre la cama o debajo de la misma; y la yerbabuena, así como también algunas piedras preciosas como la esmeralda, el zafiro, el topacio…”. Para el que lo desconozca, mangueta equivalía a lavativa, que fue muy utilizada  en tiempos de Juan Sorapán de Rieros para "adecentar" (al menos, así lo entendían los galenos de entonces) el interior del cuerpo y "lubricar" el funcionamiento de la oficina de las tripas.

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