domingo, 14 de noviembre de 2021

El laberinto de la demencia

 



Una de las razones por las que aumentan de forma progresiva los periódicos digitales es la subida del coste del papel. Con la prensa digital se ahorra en rotativas, tintas y transportes. De la prensa de papel pronto solo quedará  constancia (a. D. g.)  lo conservado en las hemerotecas. Las noticias de España y del mundo, también  las columnas de opinión, que siempre fueron flores de un día, pero del día anterior, ahora son flores de un instante. En la prensa digital cada media hora se cambian o se modifican los titulares con nuevas aportaciones de supuesto interés para el lector. Es el signo de nuestro tiempo. La lluvia de información, o de desinformación tendenciosa, siempre produce en el cerebro del lector una especie de batido de muy difíciles tragaderas. La labor de zapa de los responsables de algunos medios, por desgracia, tiene como misión extender una red alienante de espejos deformados que termine por “arrimar el ascua a su sardina”.  Así, el Editorial de hoy en El Debate se arranca como un  toro a porta gayola. Dice: “El mismo Gobierno que va a derribar la ley de seguridad ciudadana para conceder impunidad a los alborotadores que a menudo incendian las calles, ultima en estos momentos una inaceptable reforma del Código Penal para convertir en delito rezar cerca de una clínica abortista”.(…) “Ni los ciudadanos que acuden a las inmediaciones de una clínica son agitadores ni los médicos que se niegan a practicar abortos son insurgentes: se trata de seres humanos con conciencia, valores y un elevado sentimiento de altruismo que se niegan a aceptar, sin más, la agenda ideológica de un Gobierno que prefiere legislar a favor de la muerte que en defensa de la vida, sea con la eutanasia o con el aborto”. Claro, contado así da la sensación de que se impone frenar un nuevo Holocausto desde la fe católica. Son unos cínicos. ¿Acaso Pío XII intentó frenar de alguna manera el horror nazi de los campos de exterminio?  Rotundamente, no.  El Debate, impulsado por Herrera Oria y que salió a la calle en papel por última vez el 19 de julio de 1936 ha vuelto a ver la luz ahora (1 de octubre pasado) en versión digital, dirigido por Bieito Rubido, anterior director de ABC. Tiene como lema “la defensa de la unidad de España, la Monarquía y el orden constitucional y democrático”. Nada que objetar. Está amparado (y protegido durante los próximos 5 años) por la Asociación Católica de Popagandistas, que a la sazón es dueña de la Universidad CEU San Pablo. Y para poner en práctica su lema sin  fisuras  ha rescatado para sus columnas de opinión a “desertores” del diario que fue de los Luca de Tena y que hoy pertenece a Vocento. Me refiero a Alfonso Ussía, expulsado de La Razón, y a Ramón Pérez-Maura, cuya fuga de ABC la cuenta “a su manera” en su reciente libro “Memorias de un periodista”. Con esos mimbres, el cuévano resultante (más ancho por la boca que por la base) puede ser lo más parecido al laberinto de la demencia.

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