viernes, 5 de noviembre de 2021

Nos ha tocado la china

 


A ver quién es el guapo que le explica a un niño que el juguete que pidió a los Reyes Magos de Oriente posiblemente no llegue a tiempo por los desabastecimientos de componentes, esos artilugios que están instalados en los sofisticados trastos para que puedan funcionar. Antes no había problemas. Los juguetes que recibían los niños eran simples. Todo lo más llevaban cuerda, que consistía en un fleje que se tensaba con la ayuda de una llave para su puesta en marcha. Los padres siempre recomendaban: “No fuerces tanto la llave, que romperás la cuerda”. Más tarde, las cuerdas se sustituyeron por pilas y ahí comenzó nuestra decadencia. Pero ahora es distinto. Los chiquillos desean tener tabletas y los padres han dejado de ir a los bazares y se ven obligados a visitar Mediamarkt o Carrefour en busca de esa endiablada pantalla, o encargarla por Amazon, eso sí, acompañados por los niños, que son los que entienden de esas cosas tan sofisticadas y son conocedores de cuáles les recomiendan los maestros para consultar cuando les mandan deberes. Pero ya digo, el problema viene cuando faltan suministros de componentes electrónicos, semiconductores y chips por  tener  los “stocks” muy cortos de ese estrato de resina conocido por las siglas ABF para construir piezas para servidores. En fin, cosas de los chinos que nadie entiende salvo ellos, que nos dan sopas con honda. Una de las antiguas acepciones de “sopa” (guijarros) se describe en un pasaje de “El Quijote”:

“Sopa de arroyo”, que es lo mismo que “guijarro” o piedra suelta. Así que da sopas con honda a otro quien demuestra mayor pericia o fuerza al emplear la honda, y más si consigue acertar con la “sopa” en la cabeza del contrincante”.

Sabido es que Sancho Panza emplea la expresión “sopa de arroyo y tente bonete” al ataque con piedras. En resumidas cuentas, hacer trabajo de chinos hace referencia a hacer labores difíciles para las que se requiere gran paciencia y pericia. Y a nosotros, a los occidentales, nos “ha tocado la china”, esa pequeña piedra que se nos ha colado dentro del zapato y caminamos con torpeza (lo decía una de sus greguerías Gómez de la Serna) como si nos faltasen botones en los calzoncillos.

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