lunes, 8 de noviembre de 2021

Como en la novela de Edward Bunker

 


Siempre que llega noviembre es costumbre de que se represente “El Tenorio” en los teatros y  de que Ussía utilice el manubrio de la moviola para recordar a los lectores de sus columnas los asesinatos cometidos en Paracuellos, donde entre las víctimas se encontraba su abuelo materno, Pedro Muñoz Seca, apresado en Barcelona y conducido a la madrileña cárcel de San Antón, de donde salió un 28 de noviembre para ser fusilado junto a 112 ciudadanos presos que no merecieron tan mala suerte. En su artículo de hoy en El Debate (“Perdido en La Arboleda”) el columnista carga sus tintas contra Santiago Carrillo y contra Rafael Alberti. Dice: “A los genios, igual que a los tontos, no se les puede exigir que sean buenas personas”. Y pone como ejemplo a Picasso y a Neruda. Pedro Muñoz Seca también fue abuelo materno de Borja Cardelús. Pero Cardelús, primo de Ussía, por el contrario, se dedica a difundir por el mundo la buena imagen de España y, además de ser un gran divulgador de la Naturaleza y de la labor de España en el Nuevo Mundo, es un escritor de enorme categoría que yo descubrí leyendo “Fugitivo”, donde su autor se adentra en el mundo del bosque con un lobo como protagonista de su propia historia.  Recomiendo su lectura, toda una elegía en mor de tan perseguido y benefactor animal que tanto defendió Félix Rodríguez de la Fuente. Y entre col y col, lechuga. Ussía, con su acostumbrada falta de elegancia, aprovecha, ¡cómo no!, para lanzar un dardo contra Francisco Marhuenda por la espina clavada que tiene ese articulista desde su salida de La Razón por la puerta de toriles. A moro muerto, gran lanzada, parece decir. Me ha recordado la novela de Edward Bunker (“Perro come perro”) donde un tipo, Troy, que acababa de salir del reformatorio vio una fotografía de su ídolo, el gángster Legs Diamond, cuando lo asesinaron. Le habían volado la cara y la cabeza pero la elegancia de su “Glen Plaid” de tres piezas (traje Príncipe de Gales) resultaba evidente, los zapatos eran de caña alta, de piel de canguro. Muy cómodos y muy caros. Fue en ese momento cuando Troy decidió vestir lo más elegante posible antes de dirigirse a dar un golpe. Si lo trincaban, no entraría en la cárcel con aspecto de vagabundo. Como digo, Ussía, aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid para señalar con su “dime de qué presumes…”, que “Alberti envidiaba a Federico [García Lorca] más que Marhuenda a mí”; que -como ya supongo- calza botines de caña alta, “Glen Plaid” de tres piezas al estilo del Conde de Barcelona, que veranea en Ruiloba (partido judicial de San Vicente de la Barquera), y que no va de raquero, como su vecino de estío Miguel Ángel Aguilar, periodista de excedido pedigrí, que viste de blanco y con sombrero de indiano. El 29 de junio de 2020, en una entrevista de El plural, Ussía volvió a confirmar algo que ya había dicho en Voz Pópuli después de que “le volara la cara y la cabeza” Mauricio Casals, como le ocurrió a Legs Diamond.  Dijo: “Marhuenda es una anécdota. Nada más. A mí me acusó de ser un vanidoso que no quería compartir la página con él. Lo que pienso es que no sabe escribir”. Tras permanecer un tiempo en el dique seco, Ussía fue reflotado por Bieito Rubido para El Debate, ahora en formato digital.

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