Esto de la política ya se parece al circuito de Indianápolis. Aliança Catalana, que casi ha logrado una transferencia del 10% de Vox (que en Cataluña lidera Ignacio Garriga) ya le disputa el tercer puesto a Junts, que perdería la mitad de los votos en las próximas elecciones catalanas; y ese mismo partido, Vox, también, se acabará tragando al Partido Popular adelantándole por la derecha con el voto de jóvenes desencantandos el día que Sánchez decida terminar con la actual legislatura, que yo creo que será antes del verano. Todos se encuentran con la vista puesta en la parrilla de salida y los mecánicos repasan motores, estudian los mejores lubricantes y ponen a prueba los mejores bólidos. Pero como dice el castizo: “No pasa nada. En peores plazas hemos toreado”. Hemos vuelto a resucitar la figura de Franco en el quincuagésimo aniversario de su muerte y la proclamación de Juan Carlos I la hemos celebrado viendo en la televisión pública la película de 1958 “¿Dónde vas, Alfonso XII?” con la muerte de la reina Mercedes de Orleans de ‘fiebre tóxica esencial” por no decir tifus, basada en la obra teatral del mismo título de Juan Ignacio Luca de Tena y estrenada en el 'Teatro Lara' de Madrid un año antes. Y ahora, como segundo plato, nos colocan otro serial sobre Victoria Eugenia de Battenberg, casada con el hijo póstumo de aquel breve rey de tamaño y de reinado, de padre desconocido y muerto en El Pardo el 25 de noviembre de 1885 a las nueve menos cuarto a. m. (mañana hará 140 años), sin que pudiese remediarlo su médico de cabecera, Laureano García Camisón. Aquel galeno señaló que “la causa inmediata de la muerte -y así lo precisó en un artículo publicado en El Liberal- fue consecuencia de de una ‘bronquitis capilar aguda’, desarrollada en el curso de una tuberculosis lenta”. Más tarde, aquel Borbón restaurado en España por el 'abrazo de Vergara' se casaría con María Cristina de Habsburgo-Lorena, la misma señora que encargó el cuento de “Ratón Pérez” a su confesor, el jesuita Luis Coloma, para su hijo con motivo de la caída de su primer diente de leche, como dejé escrito ayer.
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