lunes, 15 de junio de 2015

Un chiste en El Progreso





Hoy lo más gracioso de la prensa gráfica es la viñeta de Santy Gutiérrez en El Progreso, de Lugo. En el vestíbulo de un Ayuntamiento hay dos tipos de seguridad observando a un ciudadano que entra cartera en mano, con vaqueros y la camisa por fuera del pantalón. Uno de los encargados de la seguridad le llama la atención en gallego: “Eh, eh, oia, onde vai vostrede, documentación por favor”. El otro encargado de seguridad le toma por el brazo a su compañero mientras le recuerda: “Epa, tío! E a terceira vez esta semana quer paras ao alcalde”. Y el compañero, dándose cuenta de su metedura de pata, dice: “Cagonamar! Que lle costará poñer garabata”.  Me he tenido que acercar a la sabiduría de Eligio Rivas Quintas, (1978) “Frampas, contribución al diccionario gallego”, CEME, Salamanca, para conocer a ciencia cierta qué es eso de “garabata”. Al fin, como ya suponía, hace referencia a “corbata” entre otras 14 acepciones: trampa, enredo; angazo con dientes y mango largos; horca de hierro formada en ángulo recto que se usa para escardar patatas; brezo pelado y quemado que se utilizaba para alumbrar; etcétera. Desde luego, el alcalde de la viñeta no era Lara Méndez, que ha conseguido ser alcaldesa con el apoyo de 13 votos (8 del PSOE, 3 de Lugo Novo y 2 del BNG) y a la que le deseo suerte en su nueva gestión. Los ciudadanos, no queda otra, deberán acostumbrarse a las nuevas cualidades y las nuevas maneras de muchos de los alcaldes y ediles recién salidos de las listas electorales. Por ejemplo, Carmena, viajando en el metro de Madrid; Colau, entre la gente de Barcelona; Ribó, por Valencia montado en bicicleta… Esas cosas jamás se le habrían pasado por la cabeza a Botella, Trías o Barberá. Los alcaldes deben acercarse a la ciudadanía. Forman parte de ella. Doy por hecho que Carmena una de las primeras cosas que cambiará, además de bajarse el sueldo considerablemente, será deshacerse del sirviente que hasta ahora servía el café, no sé si con leche, a Botella en el Palacio de Cibeles. ¿Cuánto ganaba ese asistente? ¿A qué otras labores se dedicaba en su horario laboral? Botella, allá donde se encuentre, debería explicarlo. En fín, todo es cuestión de tiempo. Hay que levantar muchas alfombrar por ver qué hay debajo. Las sorpresas pueden ser acojonantes.

No hay comentarios: