El nuevo alcalde de Cádiz, José María González Santos, profesor de Historia y más conocido
como Kichi, haciendo bueno aquello de que “Por Cádiz sí se puede”, ha decidido sustituir el retrato de Juan Carlos de Borbón, que conservaba en
su despacho la anterior alcaldesa del PP, Teófila
Martínez, por el que fuera primer
alcalde y presidente de su Cantón durante la Primera República,
Fermín Salvochea Álvarez. A mi
entender, el retrato de Juan Carlos I
estaba fuera de lugar en el Ayuntamiento, al hacer un año justo que éste había
abdicado de sus funciones en la
Jefatura del Estado. Salvochea, a mi entender hizo mucho más
por la “Tacita de Plata” que el rey emérito. Salvochea fue un gaditano ilustre
y a cada uno hay que darle lo suyo. Fue alcalde en 1883 cuando contaba 31 años.
Pero años antes fue hombre de confianza de Juan
Prim, miembro de la Comuna
de Cádiz y segundo comandante de un batallón de “Voluntarios de la
Libertad” en 1868 hasta el 11 de diciembre, fecha en la
que tras entregarse fue encarcelado en
la fortaleza de Santa Catalina. En 1869
salió elegido diputado a Cortes Constituyentes aunque el Gobierno no
reconociera esa elección. Como ha quedado suficientemente descrito por sus
biógrafos, Salvochea organizó guerrillas armadas contra el Gobierno en la Sierra de Cádiz, tomando
Alcalá de los Gazules, hasta ser derrotado por las tropas gubernamentales y le
obligaron a buscar refugio en Gibraltar. En 1871, gracias a la amnistía
promulgada por el nuevo rey Amadeo de
Saboya volvió a Cádiz. Durante su mandato tomó numerosas medidas para
limitar la influencia de la iglesia. Sustituyó en las escuelas la enseñanza
religiosa por la de "moral
universal". Implantó la jornada laboral de ocho horas, se suprimieron
las fiestas religiosas y se creó una fiesta cívica del advenimiento de la República Federal.
Al disolverse la
Primera República, fue apresado por las tropas del general Pavía, juzgado en Sevilla y
condenado a cadena perpetua en el Peñón de Vélez de la Gomera y en Ceuta. Renunció
al indulto que le consiguió el Ayuntamiento de Cádiz en 1883, se fugó a
Marruecos y de allí pasó a Francia. Retornó a Cádiz, después de la amnistía
tras la muerte de Alfonso XII, en
1885. En 1886 fundó el periódico El Socialismo, donde reivindicaba la
huelga general como herramienta de lucha, por lo que pasó varias veces por la
cárcel y fue clausurado su periódico. Organizó los primeros actos por el
Primero de Mayo en Cádiz en 1890, siendo detenido de nuevo. Estando en prisión
tuvo lugar el Motín Agrario de Jerez de la Frontera de 1892 en
el que fue implicado por falsos testimonios y por el que fue condenado a 12
años de cárcel. Una nueva amnistía le permitió salir de la cárcel en 1899 y
volvió a Cádiz. Allí conoció al médico anarquista sevillano Pedro Vallina y juntos partieron hacia
Madrid, viviendo de forma muy austera, traduciendo algunos libros, y trabajando
en diarios como El Liberal, El Heraldo o El País. Con motivo de la
coronación de Alfonso XIII en 1902
fue detenido junto con otros anarquistas, acusados de tener planeado lanzar
unos explosivos cuando el rey llegase al Congreso. Cinco años después regresó
enfermo a Cádiz y falleció el 28 de septiembre de 1907. Durante su entierro,
empezó a llover de forma torrencial y cuando la comitiva pasaba por el Ayuntamiento,
el alcalde ordenó que el féretro entrara en la Casa Consistorial hasta que
escampase. En Cádiz hay un dicho popular que dice: "Llueve más que el
día que enterraron a Bigote”, nombre cariñoso con el que era conocido
Salvochea. Su figura fue novelada por Blasco
Ibáñez en La bodega, y por Valle-Inclán
en Baza de espadas. En la Guerra Civil, una de las columnas de la CNT que luchó en Aragón contra
las tropas sublevadas, tomó el nombre de Salvochea. En la década de los 80 el
ayuntamiento de Cádiz, le dedicó una calle y le hizo un busto. Fue hijo único
del adinerado Fermín Salvochea Terry,
de origen navarro y dedicado al comercio de vinos, y de María del Pilar Álvarez, prima carnal de Juan Álvarez Mendizábal.
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