Me río yo de la “flexibilidad” del Partido Popular. A Mariano Rajoy le vendría de maravilla
que Susana
Díaz aceptara la “apertura al diálogo” que le ofrece para gobernar en
Andalucía. Ese gobierno andaluz, que hoy cumple 70 días en funciones, sigue
bloqueado. Según leo en El País, “el
PP ha mostrado hoy su disponibilidad a
ser “flexible” con dejar pasar la investidura si el PSOE respeta la lista más
votada en los ayuntamientos andaluces. Los populares han logrado mayoría simple
en 75 municipios andaluces entre los que se encuentran siete de las ocho
capitales (todas menos Huelva) y dos de los más poblados Marbella y Jerez”.
Dicho de otra manera, estarían dispuestos a utilizar la abstención si se les
deja en sus manos el gobierno de las alcaldías de Córdoba y Cádiz. Pero esa
manzana tiene bicho. Los populares, en vista del panorama que tiene por
delante, prefieren ganar algo que
perderlo todo. Si volviese a haber elecciones en esa Comunidad son conscientes de que Susana Díaz conseguiría
más votos todavía y que, posiblemente, el PP se hundiría como el “Titánic” pero sin orquesta en cubierta.
Por tanto, más vale poco que nada. De paso, Rajoy siempre podría decir de cara
a la galería que su partido apoyó con su abstención la lista más votada. Y ahí
anda Juan Manuel Moreno, puesto a dedo por Rajoy, más galán que Mingo, pescando en río revuelto. Juanma es sabedor de que el próximo 5 de julio a las “cero horas”
se acaba el plazo y habría que volver a las urnas. Y entonces, una vez conocidos
los previsibles resultados, sería cuando habría que rezar un gorigori por el Partido Popular y por el
hasta ahora incombustible Javier Arenas,
ahora contrario a permitir la abstención del PP y que parece estar más
amortizado que las locomotoras del “Shangai”,
aquel expreso que hacía el trayecto Barcelona-Vigo en treinta y cinco horas
cincuenta y cinco minutos y exactamente una hora más en sentido inverso,
cuestión que nunca terminé de entender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario