Se marcha Wert,
el ministro peor valorado entre los españoles, y aparece en escena Méndez de
Vigo, que no es de Vigo sino de Tetuán, aunque tenga apellido de Shangái Express, aquel convoy que tuvo
una categoría sobrevalorada ya que en realidad era un semidirecto por el que
había que pagar un suplemento de “exceso velocidad” y que tardaba 36 horas en
ir de Barcelona a Vigo y La
Coruña. El tren – ya lo he contado en alguna otra ocasión- salía
de la estación barcelonesa de Vilanova y llegaba a Zaragoza-Arrabal por vía
Manresa, la de la antigua compañía Norte. Desde Zaragoza pasaba a las líneas de
la antigua MZA (estación de Campo Sepulcro) hasta Ariza, en donde tomaba la
línea Ariza-Valladolid de la misma compañía. Desde Valladolid, de nuevo a las
líneas de la antigua Norte por Venta de Baños, León y Monforte de Lemos, en
donde se dividían las ramas, la de Vigo por Orense y la de La Coruña por Lugo. La
composición de los coches era de lo más variada: “verderones”, “cincomiles”
y algún “pullman” de los obsoletos
ferrocarriles andaluces. El nombre lo acuñó un ferroviario cachondo, Ángel Rodríguez López. Y aquí lo dejo. Aquel que esté interesado en
el tema, le recomiendo que lea el relato “El
Shangai Express”, de Toni Nieto.
Pero bueno, a lo que iba, dentro de tres días comienza el veraneo de los
ministros, por lo que presumo que le queda a este advenedizo lo que va de aquí
a las catalanas, que coincidirán posiblemente con las generales (27 de
septiembre). A Rajoy le crecen los
enanos. Ahora resulta que el Tribunal de Cuentas (Línea 1 de metro, Plaza de
Castilla –Valdecarros, entre Gran Vía y Bilbao, ¿te sitúas, Rudi?) señala que la Diputación General
de Aragón dejó sin contabilizar 80 millones de euros en 2013. En este sentido,
hay un artículo hoy en El Periódico de
Aragón de José Luis Corral, “La contable que fracasó”, que pone el
dedo en la llaga: “La señora Rudi –señala Corral- abandona la presidencia con
una deuda enorme, muchísimas facturas sin pagar y gran malestar entre los
proveedores. Vamos, que su sucesor, supongo que el señor Lambán,
va a recibir una herencia de aúpa. Claro que, para enredar aún más, aparece el
señor Montoro y amenaza con cortar la financiación de
autonomías como la de Aragón, porque no ha cumplido --se refiere a su
conmilitona la señora Rudi, claro-- con la ley de estabilidad presupuestaria.
Con una economía tan endeudada y tantas facturas sin abonar, el nuevo gobierno
de Aragón tiene tajo por delante. Pero parte con una ventaja de salida: a poco
que haga ya habrá hecho más que el saliente”. Como decía al principio, se
marcha Wert y aparece en escena Íñigo Méndez de Vigo, barón de Claret, sobrino de Carmen Díaz de Rivera (la hija que tuvo
fuera del matrimonio Ramón Serrano Suñer,
cuñado de Franco) y nieto de Carmen de Icaza, en Educación, Cultura
y Deporte. La prensa señala de Íñigo
Méndez de Vigo Montojo y de los Grandes Expresos Europeos que es “alto, cordial
y afable en el trato corto”, como si ser
alto fuese garantía de saber hacer las cosas bien. Hay algún alto, muy alto, que los ciudadanos tenemos en observacion, conque... Juró el cargo de ministro
ayer viernes, día de san Pelayo.
Como curiosidad, señalaré que la boda de sus padres viene en los “ecos de sociedad” del diario ABC el jueves, 24 de marzo de 1955,
página 31. Entre los invitados, en San Jerónimo El Real, se encontraba Carmen Polo Valdés y, eso sí, niños y
niñas de los diferentes hogares de la
Obra del Auxilio Social, de Madrid. No me pregunten qué
pintaban allí aquellos niños, que no lo sé.”Vamos a la conga, ¡ay, Dios! /
Vamos que ya suena el bongó…”.
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