Yo aposté doble contra sencillo a que Ana Botella no dejaría la Alcaldía de Madrid sin dedicar un monumento a Miguel de Cervantes en las Trinitarias.
Y que aprovecharía tal ocasión, la ocasión la pintan calva, para colocar una placa
donde figurase su nombre y que lo vieran los turistas, como si esa señora que
ahora se larga de la Alcaldía
con más pena que gloria hubiese sido la descubridora de la vacuna contra el
sarampión. El acto será el próximo día 11, es decir, pasado mañana. Para ello se va a proceder a quitar una imagen
de san Antonio de Padua de un
altillo, con lo milagroso que es el lisboeta, para dejar sitio a
los huesos encontrados en la fosa
32 de la cripta, que no sabemos a ciencia cierta a quién pertenecen. Pero
el diario ABC acaba de anunciar que
la cosa no quedará ahí. Dice: “Cervantes recibirá una misa sencilla, pero
solemne. Será honrado como un hombre de armas, como soldado del Rey. El acto
contará con los honores de una banda militar, el toque de oración a los caídos
y el himno nacional”, no sabemos si con la letra compuesta en 1928 por José María Pemán, como sería lo
deseable para ese diario. Ya saben, aquello de “¡Viva España!, alzad la frente, hijos del pueblo español que vuelve a
resurgir…”. Hay que tener cuidado. Recuerden cuando al equipo español de Copa Davis le pusieron en Australia el Himno de Riego, o cuando Diego Valderas, de IU, siendo
vicepresidente de la Junta
de Andalucía fue recibido en el Centro Cultural Palestino Andaluz en Beit Sahur
con el himno nacional con letra del gaditano. De haber vivido hoy Cervantes se
partiría de risa con el toque de oración a los caídos y con un himno nacional
del que él nunca tuvo noticia. La Marcha
Granadera es himno de España desde Carlos III, con la excepción del Trienio Liberal, y las dos
Repúblicas. Además de ello, los derechos de autor no se adquirieron plenamente
hasta 1997. Su primera mención aparece
en 1761 en el Libro de la
Ordenanza de los Toques de Pífanos y Tambores que se tocan
nuevamente en la Ynfant°
Española, compuestos por Don Manuel de
Espinosa. Existe otras letras: una de ellas de Eduardo Marquina (1927); otra de
Jon
Juaristi, Luis Alberto de Cuenca, Abelardo Linares y Ramiro Fonte, a instancias del entonces presidente del Gobierno José María Aznar. Era aquella de “Canta, España, / y al viento de los
pueblos lanza tu cantar: / hora es de recordar. /Que alas de lino/ te abrieron
camino/ de un confín al otro del inmenso
mar. / Patria mía…”, etcétera. Vamos, más cursi que un ataúd con pegatinas.
Por fortuna, no cuajó. Hubo otras letras: una versión seleccionada por el
Comité Olímpico Español en 2007, obra de Paulino
Cubero; una versión de Joaquín
Sabina; y otra de autor desconocido aparecida en la Enciclopedia Álvarez.
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