El senador Iñaki
Anasagasti lleva mal, muy mal, que
el rey Felipe VI haya visitado la
sede del Instituto Cervantes en
París, al entender que su actual biblioteca fue la sede del Partido
Nacionalista Vasco hasta su incautación por la Gestapo en 1940. Se
refiere a la sede que el PNV compró en 1936 en Paris en la Av. Marceau para su
delegación en Francia, cerca de la plaza de L'Etoile y casi enfrente de donde
hoy se encuentra la Embajada
de España. No voy a repetir yo aquí los insultos que Anasagasti lanzó el pasado
martes durante la sesión de control al
Ejecutivo en la Cámara Alta
contra el titular de Exteriores José
Manuel García- Margallo, llamándole “funcionario franquista”, ni contra el
Jefe del Estado desde su cuenta de Twitter
y desde su blog. No entro ni salgo. Que
cada palo aguante su vela. Las injurias al Jefe del Estado están consideradas
como delito. Pero, también, la libertad de expresión está contemplada en el
artículo 20 de la
Constitución del 78, la misma Constitución que refrendó como
Rey de España a Juan Carlos I,
impuesto por Franco como sucesor a
título de rey sin contar con el deseo de los españoles. Es decir, los insultos
al Jefe del Estado constituyen delito, pero un rey moderno, y Felipe VI es un
rey moderno, debería aceptarlos como gajes del oficio. Al menos Alfonso XIII, su bisabuelo, consideró
la bomba de la Calle Mayor
el día de su boda como “un gaje del oficio”. Y aquello fue más grave. ¿Y los
pitidos en el Nou Camp con motivo del
final de la Copa del
Rey? Pues también: gajes del oficio. Un rey moderno debería ser consciente de
que “esas cosas”, entran en su sueldo.
Aunque ya digo, yo prefiero una actitud respetuosa hacia el Rey y hacia los
Símbolos. Es triste lo que escribe o dice un aforado, como es el caso de Anasagasti.
No cabe duda de que a los españoles se nos está quedando mustio el ramito de
romero que llevamos en el ojal de la solapa y que nos entregó una gitana que
leía la mano. Estamos pagando, ¡y a qué precio!, no haber hecho caso a Prim en 1868. Por eso digo que de nada
sirve transplantar el ramito de romero a una maceta, ¿verdad, Burgos?
Según leo en El Boletín.com, “García-Margallo, por su parte, ha recordado al senador que
hasta tres instancias judiciales francesas se pronunciaron en su día sobre el
contencioso señalando que el edificio es titularidad del Reino de España,
mientras que en nuestro país el Tribunal Supremo confirmó en 2003 la validez de
un acuerdo de 2001 del Consejo de Ministros que declaraba ‘inaplicable’ para
este caso la ley 43/1998 sobre la restitución o compensación a los partidos
políticos de bienes y derechos incautados”. Hace ya unos años, contaba
Anasagasti en su blog: “Se lo
regalaron a Franco los nazis cuando entraron en París, en 1940. Pero no era de
ellos. Era el edificio donde el PNV tenía su sede y donde acogió a los
batallones vascos que huían de España tras la caída de Bilbao. Desde allí, el
Gobierno del bando ganador dirigió operaciones sucias, como el secuestro del
presidente de la
Generalitat, Lluís
Companys, fusilado por el Gobierno del general Franco”. (…) “El régimen de
Franco instaló en el edificio al policía Urraca
Pastor y al coronel Barroso,
quienes desde la antigua sede vasca planearon operaciones sucias, como el
secuestro del presidente de la
Generalitat catalana, posteriormente fusilado por decisión de
Franco en las fosas del castillo de Montjuïc”. (…) “Tras la liberación de
París, en 1945, el nacionalista Xabier
de Landáburu, vicepresidente del Gobierno vasco en el exilio, se hizo cargo
de la sede. Allí se creó en 1949 el Consejo
Federal del Estado Español del Movimiento Europeo, que agrupaba a
democristianos y socialistas, bajo la presidencia de Salvador de Madariaga, y se dio entrada a los democristianos
alemanes de Konrad Adenauer”. (…)
“La delegación vasca perdió el edificio definitivamente en 1952. En 1989, con
muchas dificultades, una representación vasca colocó una placa de recuerdo en
el edificio”. (…). “También reclama el PNV dos inmuebles en los que se
imprimían dos periódicos del partido:
Euzkadi y La Voz de
Navarra. El primero se tiraba en la calle del Correo, en el Casco Viejo
bilbaíno, y su maquinaria, incautada por el régimen de Franco, fue a parar a
las instalaciones del diario Hierro,
del Movimiento. El segundo inmueble reclamado, el de La Voz de Navarra, está en el Casco Viejo de
Pamplona”. En fin, no sabemos si por la sede del Instituto Cervantes en París caminarán los fantasmas de Sabino Arana y de José Antonio Aguirre. Lagarto, lagarto.
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