viernes, 24 de mayo de 2019

Toíto te lo consiento...



Mal empieza la XIII Legislatura. La decisión tomada por la Mesa de la Cámara de suspender de sus funciones a los presos catalanes una vez pasados los comicios no es serio. Hubiese sido mejor, a mi entender, no dejarles presentar candidaturas. De esta guisa, la Cámara, compuesta por 350 diputados se quedará en 346 y aquellos ciudadanos, que votaron a unos líderes políticos que aparecían en las listas electorales pese a que estaban sufriendo prisión preventiva al no estar condenados  en firme, han visto recortado su derecho al voto de la forma más chusca. La presidenta, Maritxell Batet, hizo la correspondiente consulta por salir de dudas al Tribunal Supremo y éste, el Tribunal Supremo, se limitó a devolverle la pelota a la Presidencia del Congreso, como en el juego de tenis. O como en el juego de la oca: “del treinta al laberinto, del laberinto al treinta”. Y la Mesa, dada la penosa situación, tuvo que resolver con el voto negativo de Gerardo Pisarello, secretario primero de la Mesa y de Gloria Elizo, vicepresidenta primera, ambos de Unidas Podemos. Dos  diputados que lo primero que han hecho ha sido retirar la bandera de España de sus respectivos despachos. Ahora, lo que está en entredicho es el artículo 23 de la Constitución. La colocación de ambos miembros en la Mesa fue por la presión a la que Sánchez se plegó por contentar a un osado Pablo Iglesias, que ya sueña con tocar poder, coche oficial, despacho y escoltas en el Ejecutivo.  Y Sánchez, que sólo dispone de 123 escaños del PSOE, le susurra a Iglesias lo de canción de Pepe Pinto: “¿Quieres un vestío? ¡Catorse!/ ¿Quieres un reló? ¡De brillantes!”. Todo para que no le entre la pataleta al tipo del chalé de La Navata. ¡Hay que joderse!

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