Hoy se encontraba Pablo
Casado en Zaragoza. Y ha dicho: “No
sé si estamos en el centro, en la derecha o en el centroderecha. Que cada uno
nos ubique”. A mi entender, eso sí es perder el norte. Imaginen que me subo en
un taxi para ir aSanta María de Huerta,
el taxista se mete en una carretera, y cuando llevamos un largo rato circulando
por no sabemos dónde me dice que no sabe si está camino de Barcelona, de Madrid,
o de Bilbao. La inmediata es ordenarle que pare, apearme e intentar saber dónde
me encuentro antes de buscar un vehículo con conductor que tenga las ideas
claras. Pues algo parecido le sucede a Casado. En lugar de enfrentarse al PSOE,
como parece que sería lo razonable, arremete contra Ciudadanos empujándole con
su neoliberalismo de pacotilla hacia un cantil preñado de cardos borriqueros y
ortigas. Casado estaba acompañado de Dolors
Montserrat en la presentación de las candidaturas del PP para la Unión
Europea. En otro momento de su intervención, “ha pedido a los ciudadanos (y así
lo cuenta El Español) que valoren la
irresponsabilidad que ha supuesto que tanto el partido de Santiago Abascal como Ciudadanos estuvieran en una campaña de competición en el centro
derecha”. Mientras, en España pasaban otras cosas: moría Pérez Rubalcaba y sus restos mortales
se depositaban en el Congreso al caer la tarde. El Gobierno declaraba luto
oficial desde las 20 horas de hoy, viernes, hasta las 24 horas de mañana,
sábado. También, el ministro Borrell,
con el visto bueno del Consejo de Ministros de hoy, daba luz verde a la compra
de un vehículo acorazado para proteger la embajada de España en Venezuela. Ya
en febrero pasado se adquirieron 20 walkie-talkies con sistema de
encriptación para esa embajada, y el mes pasado, se adquirieron unos
generadores eléctricos para evitar los múltiples apagones que se producían en
la capital de Venezuela. Pero aquí quedan muchas cosas por dilucidar. Como
recuerda Javier Pérez Royo hoy en eldiario.com, “en la noche
del 28 de abril fueron proclamados diputados electos Oriol Junqueras, Jordi
Turull, Josep Rull y Jordi Sànchez, y senador electo Raúl Romeva. Desde ese mismo momento
están en posesión de la prerrogativa conocida como inmunidad parlamentaria, que se traduce en que no podrán ser
inculpados ni procesados sin la previa autorización de la Cámara respectiva (artículo
71.2 de la Constitución Española). El Tribunal Supremo, en consecuencia, debería
suspender de inmediato los juicios y esperar para reanudarlo a que el Congreso
y el Senado aprueben los respectivos suplicatorios”.
A mi entender, no le queda otra.
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