martes, 28 de mayo de 2019

Mantener el tipo



Félix Madero, en Vozpópuli, da un repaso a los líderes políticos una vez pasados los comicios a las generales, a las municipales, a las autonómicas y a las europeas. Hay leña para todos. Hace referencia a las sonrisas fingidas de Sánchez, Casado, Rivera e Iglesias. Aquí no se queda nadie si su correspondiente rapapolvo. Todos ponen cara de haber ganado. Un partido, el PSOE, ha ganado por la matemática electoral; otro, ha cambiado el oro por la plata y se ha convertido en la alternativa de Gobierno; un tercero, por conocer que será la charnela necesaria para el logro de Ayuntamientos y presidencias de Comunidades Autónomas; un cuarto, por haber quedado como Cagancho en Almagro; y un quinto, por aparecer en la escena política en el momento más inoportuno. En efecto: no importa ganar si no se puede gobernar. Dice Madero: “Falsa la sonrisa de Pablo Casado, que gana Madrid, pero se deja votos por espuertas, en Madrid y fuera de la capital. Falsa la de Sánchez, que fracasa estrepitosamente con la operación Pepu y deja a Gabilondo al borde de la jubilación política. Y así van (sic) camino de cinco lustros, sin tocar pelo en Madrid. Falsa la armónica y venerable sonrisa de Manuel Carmena que, aunque insistía en que había ganado, no veía cómo Rita Maestre lloraba y lloraba a su espalda mientras ella insistía en la victoria. Falsa la alegría desbordante de Albert Rivera, que después de tanto afán debe empezar a asumir que lo que tiene es un partido bisagra que no consigue arrebatar el sitio al PP. Algo hay, y no es aquí el momento, que hace poco fiable a Ciudadanos, incluso entre los que lo han votado. Se han gastado los ahorros catalanes en el famoso sorpasso, pero el intento, inútil donde los haya, los ha dejado en la más absoluta melancolía”. Y a Pablo Iglesias le cae la del pulpo: “Un líder menor hundido y amortizado con ínfulas de ministro que no tuvo el arrojo suficiente de dar la cara ni de poner un rácano tuit. Su cobardía da idea de su talla. Él sólo, con la inestimable ayuda de su compañera Irene Montero y con el mastuerzo político de Pablo Echenique y el taimado Monedero se han cargado un partido llamado a gobernar España -eso decían las encuestas-, en los momentos donde la crisis hacía estragos. Curiosa, por cierto, la forma en que embiste Monedero contra Errejón, al tiempo que culpa del desastre 'podemita' a las cloacas del Estado. En verdad que harta tanta golfería política”. Al final de su artículo, dice Félix Madero: “¿Y así estaremos cuatro años? Está por ver”. En política, como en la fiesta brava, hay que tener cuidado con el toro manso. En ocasiones, mejora tras los puyazos de reglamento En otras,  el toro, llámese Secretario, Azabache, Perdigón  o Vinagrito, se lleva al torero por delante en un arranque inesperado. Como dejó escrito Cela: “Hay que mantener el tipo, no descomponerlo cuando se trabaja en la cuerda floja, sin red y a la vista del respetable”. Conque menos fotos y a trabajar.

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