viernes, 31 de mayo de 2019

Todos al ambulatorio



Doy por hecho que automedicarse no es buen remedio y que debe ser el médico el que prescriba aquellos fármacos que necesita el enfermo para intentar mejorar su dolencia. Pero siempre han existido medicinas que podían adquirirse en las oficinas de Farmacia sin receta, entre ellas el ibuprofeno. Te lo recomendaba el médico antes de darle los buenos días. Era como un bálsamo de Fierabrás que lo mismo servía para unas tercianas que para controlar el baile de san Vito o para el moquillo. Pues bien, hace unos días me acerqué a mi oficina de Farmacia en busca de ese asequible medicamento contra el dolor.  Siempre me habían entregado “ibuprofeno de 600 miligramos” para atajar mis achaques. Esta vez me dieron “ibuprofeno de 400 miligramos”. Al preguntar, me indicó la farmacéutica que desde mayo, es decir, desde este mes, ya sólo podía expender ese por la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y que las sanciones por su incumplimiento podían oscilar entre los 3.000 y los 6.000 euros de multa. En resumidas cuentas, que para una receta de ibuprofeno de 600 miligramos será necesario acudir al ambulatorio, esperar largos turnos  y confiar en que el galeno te expenda una receta como si se tratase de una participación de lotería de Navidad. Pero a grandes males, grandes remedios. Parece evidente, aunque no me hagan mucho caso por si las moscas, que cuando el dolor es agudo (pongamos por caso una artritis reumatoide) te permitas tomar pastilla y media de 400 miligramos. ¿Han tenido en cuenta ese detalle los diputados que hicieron esa modificación del Real Decreto Legislativo 1/2015, de 24 de julio para transformarla en la Ley 29/2006, de 26 de julio? Desde ahora, los farmacéuticos, antes de expender un fármaco deberán leer el código QR y verificar su precinto de seguridad. Parece ser que con ello se evitarán las falsificaciones y, sobre todo, las compras por internet, que me parecen una locura. Día llegará, empero, que para adquirir una cajita redonda de “pastillas Juanola” habrá que acudir al ambulatorio y solicitar una receta. Y hasta puede que te la nieguen, si el médico considera que el consumo de regaliz produce hipertensión.

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