lunes, 1 de febrero de 2010

Ahogados en la desesperanza

Leo en la prensa local de Zaragoza que “la Denominación de Origen Jamón de Teruel impulsará una campaña de promoción, a lo largo de este año, para aumentar el consumo de este producto, en un momento en el que la crisis económica ha afectado también al sector porcino”. Hombre, personalmente consumiría más jamón y más solomillo de ternera si el Gobierno me hubiera dejado algo de parné en el bolsillo. Pero resulta que desde el pasado mes de enero cobro menos en mi nómina, al haber desaparecido la deducción de los 400 euros en el IRPF. No es que diese para echar mucha pierna, pero menos da un abrojo. Ahora lo que toca es esperar a mitad de año, cuando aumenten el IVA en las facturas. Todo lo que va mal es susceptible de poderse empeorar. Al final, de seguir las cosas por estos derroteros, no sólo no podré comer jamón de Teruel, sino que me quedaré más engurruñido que la espina de santa Lucía, o que la hoja de culantrillo. La economía del español actual se mide por las visitas que muchos ciudadanos, incluidos hasta hace poco dentro de la clase media, realizan a los mostradores de Cáritas y por el número creciente de vecinos, paisanos con el subsidio agotado e inmigrantes desesperados, que rebuscan todas las noches en los cubos de basura. A toda esa gente le traerá al pairo, supongo, el cierre de El Bulli, la menestra en texturas, la tortilla de patatas deconstruida , las ostras con aire de zanahoria, el falso caviar de melón, el tuétano con caviar y los diferentes nitro coulants utilizando nitrógeno líquido. Algunos sinvergüenzas nos han robado la cartera y ahora pretenden ahogarnos en la desesperanza.

No hay comentarios: