viernes, 5 de febrero de 2010

Homenaje a un hombre bueno

Ayer jueves, el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza latía a toda velocidad, como el corazón de un mozalbete en pleno partido de fútbol. No exagero si confirmo que estaba a rebosar. El eje central del encuentro era un homenaje póstumo a Tomás Pollán, hombre admirable, profesor magnífico y amigo de sus amigos. No diré nada más. En el libro que nos fue entregado a la entrada quedó explicado todo lo que yo, modesto columnista, no atinaría a expresar de forma más gráfica. Pero, al margen de mis limitaciones, sí dispongo de memoria, entendimiento y voluntad, que son las tres potencias del alma, para traer a colación a cierta prensa local, desvalijada de retentiva, dura de alcances y exenta de arrestos que, curiosamente, a lo largo de sus 72 páginas, que son las que componen el número de hoy, no ha tomado en consideración incrustar ni una línea elogiosa de referencia al recuerdo de quien fuese vicerrector de Coordinación de Centros en tiempos de Vicente Camarena. Tal periódico local, que dice ser “diario independiente”, ahora, y “diario de la mañana”, en tiempos de Franco, y que tuvo hasta junio de 2008 como director a un catedrático del Área de Historia Antigua, demuestra ser muy selectivo con las noticias que se producen cada día en nuestro Territorio. En la página dos, curiosamente, se cuenta que a Rafael Tejedor, presidente de la Asociación de Vecinos del Barrio de Arrabal, le tienen que operar de varices. De paso, añaden una foto del abatido doliente sentado sobre un cajón, con jersey de rombos y semblante de circunstancias. Eso sí, ese “exquisito” diario, el más antiguo de la región aragonesa, no hace ascos a la hora de anunciar “contactos” de este tenor: “madre soltera se ofrece por poco dinero”. En fin, para qué seguir. La pela es la pela, como se dice en Cataluña. Hago votos para que el señor Tejedor salga del quirófano con su problema solucionado. Que determinada prensa local se limite a contar lo que realmente sucede en Zaragoza dentro del ámbito universitario se me antoja de difícil manejo. Al menos, a mí así me lo parece.

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