sábado, 20 de febrero de 2010

Con freno y marcha atrás

La prensa de la caverna lleva ya varios días haciendo mofa a cuenta de la ministra Bibiana Aído. La demostrada falta de rigor de ciertos medios a la hora de informar, el despreciable concepto machista contrastado a diario, la carencia de sensibilidad referente a temas serios y la más absoluta ausencia de respeto hacia una ministra del Gobierno de España, no son cosa distinta que rancias fijaciones de nostálgicos de un oscuro pasado que han convertido en su nueva Biblia personal el “blog de Federico” y las peroratas insufribles de Pío Moa. Por otro lado, la preocupación obsesiva de la Conferencia Episcopal por la nueva Ley del Aborto, y las risotadas extemporáneas y los ultrajantes comentarios de ciertos tertulianos de radio, que se las “llevan crudas” por dar palos de ciego respecto al llamado “Mapa de Inervación de excitación sexual en Clítoris y Labios Menores; aplicación en Genitoplastia”, o al texto sobre “Reparaciones europeas contemporáneas. Memoria de la esclavitud: esclavas negro-africanas y españolas abolicionistas (Siglos XVI al XIX)”, ponen de manifiesto de qué grosor es el corcho de sus cerebros. En lo referente al “Mapa de Inervación...”, Ignacio Escolar, en el diario Público, comentaba ayer viernes lo siguiente: “No es un mapamundi del clítoris cartografiado por Ozores y Esteso. Se trata de una investigación médica sobre tejidos que está orientada a la genitoplastia, un tipo de operación quirúrgica que sirve, entre otras cosas, para que las mujeres que han sufrido una ablación del clítoris, un cáncer o una mutilación por un problema con la episiotomía en el parto puedan recuperar algo de sensibilidad genital; algo de felicidad y de autoestima”. La prensa de la caverna , la radio de los curas y un ramillete de fascistas recalcitrantes obsesionados con no sé qué revolución pendiente, todos juntos en unión y defendiendo no sabemos qué bandera, se han propuesto conseguir un caldo de cultivo que penetre en el hipotálamo, capaz de modificar el ADN del sector más pusilánime de la sociedad democrática. Ya de paso, demoler con la piqueta ese barrio de El Cabanyal que se llama España y, aprovechando sus escombros, rellenar la depresión del terreno en otro paraje de Gredos o de la Alpujarra. En un nuevo Cuelgamuros, donde los turistas con la piel acangrajada por el sol y con cámara de fotos en bandolera puedan depositar flores en la tumba de Aznar.

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