lunes, 2 de agosto de 2010
De Madrid al cielo
A Esperanza Aguirre no le importa mucho que Gómez pueda ser candidato por el PSOE a la Comunidad de Madrid. Esperanza Aguirre a quien teme como a un ciclón es a UPD, el partido de Rosa Díez. Imaginemos por un momento que se presenta José María Fidalgo y le resta escaños al PP, y que los socialistas salen “rapados” en el embroque del astifino en las urnas. Dada la situación, “negocian” la ayuda de otro partido que se supone en alza; es decir, Izquierda Unida. Resultado: ganador el PSOE. Para mí, Gómez es tan candidato idóneo como lo pueda ser la actual ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, cuyo “valor se le supone”, pese a que en su currículo consta a letras de fuego el antecedente siniestro de haber resultado derrotada por Ruiz Gallardón para la Alcaldía. De acuerdo que es una espina clavada en el garganchón socialista, pero, puestos a hablar de espinas, de pinchos y de raspas atravesadas, fue mucho peor el rejón de muerte que le aplicaron al PSOE con la compra de los tránsfugas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez. Aquello si que fue lastimoso. El PP, a mi criterio, es especialista en jugar a un póker con cartas marcadas. Cuando no se compra a sinvergüenzas, como fue el “tamayazo”, se mete bulla para que se procese a un ganador. Y estoy pensando ahora en Demetrio Madrid, miembro del PSOE que ganó las elecciones en Castilla y León y se convirtió en el primer presidente de la Junta en 1983. Sin embargo, unas falsas acusaciones sobre un caso de justicia laboral en una empresa de su propiedad le hicieron dimitir de su cargo tres años más tarde. Fue procesado, dimitió y así comenzó Aznar su andadura, con soberbia bananera, bigotillo recortado a lo Jorge Sepúlveda, caudillismo trasnochado y alzas en los zapatos. Un Napoleoncito repolludo que, a la pregunta de los periodistas sobre si podría contarles en qué fecha viajaría el Rey a determinado país, contestaba sin despeinarse y sin mover el labio de arriba: “Irá cuando toque”. En 1989, como no podía ser de otra manera, Demetrio quedó absuelto de todos los cargos que se le imputaban. Está claro, en cualquier caso, que de haber varios candidatos socialistas para una misma poltrona, serán necesarias unas primarias. Así se hacen las cosas en democracia, es decir, sin “cuadernos azules” -¿azul-mahón?- y sin ternas para que un presidente autócrata elija a su antojo, como sucedió con Rajoy, Rato y Mayor Oreja. Eso de las ternas y las designaciones a dedo quedaba muy aseado en tiempos de Franco, a la hora de sacar alcaldes afectos al Régimen en los pueblos, nombrar obispos para cubrir diócesis y elegir procuradores en Cortes por el Tercio Familiar, con chaquetillas blancas y todo eso. Pero el involucionista Aznar, que se pasa el día achuchando a tirios y a troyanos desde FAES y desde la prensa extranjera, sabe mucho de esas trapacerías de la caverna. Contó desde muy joven con excelentes maestros de la cosa patria.
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