En “La Restauración
Borbónica II”, J. de Mendizábal, al referirse al reinado
incipiente de Felipe VI, señala que “lo
más gracioso es que los que claman por la regeneración, un aire nuevo,
juventud, un nuevo impulso...son exactamente los mismos que no han hecho nada
por regenerar nada, por la transparencia, por acabar con la corrupción, por
separar de verdad la justicia del poder ejecutivo y partitocrático, por
finiquitar un estado autonómico insostenible...los mismos”. A la derechona le
interesa el bipartidismo, ora PP, ora PSOE, para que nada cambie. Sólo había
que ver el besamanos en el Salón del Trono del Palacio Real el pasado día 19 de
junio, donde Emilio Botín hizo inclinaciones esperpénticas en su saludo ante
los nuevos reyes, donde las damas, incluida la vicepresidenta del Gobierno,
doblaban la rodilla como si estuviesen el la corte del rey de barbilla zoqueta
que usaba paletó y, también, donde los nuevos reyes agacharon el lomo ante los
purpurados de la Iglesia Católica
de forma vergonzosa. Y ahora comienza la fiesta real, los paseos por Europa y
por las provincias españolas para inyectarse clamor en vena. Primer destino: El
Vaticano. Segundo: Portugal. Esperemos que el tercero no sea Andorra. Esto no
parece serio. Ya sabemos que el Rey nada puede hacer en beneficio de los más
desfavorecidos, que ya son legión, por impedírselo la Constitución. Como
recuerda Mendizábal, “al margen de dar una imagen ejemplar (que no es poco, si
lo logra), discursos bonitos, buenistas al más no poder asesorado por la
singular esposa que eligió, poco más podrá hacer. Lo saben todos. Mientras, le
dan hilo a la cometa”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario