Jesús Posada, presidente del
Congreso, entiende que “el aforamiento del Rey, cuando deje de ser rey es un
tema urgente” y que “sería una anomalía total que no tenga ninguna protección
en un país con miles de aforados”. Es que, a mi entender, la anomalía es que en
España existan 10.000 aforados, es
decir, todos los parlamentarios nacionales, la Reina, el príncipe de Asturias y su consorte,
además de 7.000 jueces, magistrados y fiscales en activo. En Portugal, en
cambio, sólo está aforado el presidente de la República, existen 10 en Francia y ninguno en Italia y
Alemania. Los aforamientos, como los reinos, son reminiscencias de la Edad Media.Y luego
dice el piernas de Rajoy que estamos homologados con Europa. ¿Homologados en
qué? Pero a mí lo que me resulta sospechoso son las prisas por intentar aforar
al todavía rey Juan Carlos antes del
próximo día 18. Y, también, que se haga una proclamación del nuevo monarca en
las Cortes como de tapadillo, con total
ausencia de casas reales y jefes de Estado, tal y como aconteció el día de su
boda y del diluvio universal. Los medios
oficiales, prensa, radio y televisión, llevan desde el pasado día dos de junio
haciendo una constante magnificación del rey saliente y señalando una y otra
vez lo bien preparado que está el heredero. ¿De qué nos quieren convencer? Es
normal que el heredero esté preparado, no ha hecho otra cosa desde su
nacimiento. Respecto a su licenciatura en Derecho, me gustaría ver su
expediente académico. Cinco años no fue a la Universidad, ni
cuatro, ni tres, ni dos, ni uno. Si acaso sólo algunos días señalados para que
le hicieran unas fotos para el Hola.Y en las academias militares sólo estuvo un
curso en cada una. Lo mismo que su padre. Otra cosa que sorprende es que el Rey
sea el jefe supremo de las Fuerzas Armadas, cuando sus actos no están sujetos a
responsabilidad según la
Constitución de 1978 (Título II. De la Corona. Artículo
56, punto 3.) si cada uno de esos actos
debe estar refrendado con su firma en el BOE por el ministro de Defensa. Y otra
cosa que no termino de comprender, por terminar, es la razón por la
que a fecha de hoy no se han desclasificado los documentos del 23 febrero de
1981 relacionados con el intento de golpe de Estado. No quisiera morirme sin
saber quién fue el Elefante Blanco. Por último, quiero señalar un párrafo de un
artículo de Jesús Cacho, “PP, PSOE y una Ley de Abdicación a la medida del
Rey”, publicado en Vozpópuli el pasado 6 de abril, cuando nadie intuía la
sorpresa del pasado 2 de junio: “Tras la mejora que parece haberse operado en
la salud del titular de la
Corona, la ‘operación abdicación’ podría retrasarse sine die.
El escándalo provocado esta misma semana por la aparición del libro
de la periodista Pilar Urbano [‘La gran desmemoria’], ha vuelto a poner de
manifiesto, una vez más, la fragilidad de la figura del Rey como Jefe del
Estado, más que nunca sometido al fuego cruzado de los mil escándalos, de toda
clase y condición, que en la sombra se han ido gestando desde que accedió al
trono. Como primera providencia, y más allá de la credibilidad que pueda
concederse al libro de marras, la acusación al Rey de haber estado involucrado
en los preparativos del golpe del 23-F ha surtido el efecto de arruinar de un
plumazo la espectacular campaña de imagen, de recuperación de imagen se
entiende, diseñada por La
Zarzuela en torno al cadáver del ex presidente Adolfo Suárez”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario