José Oneto, en el
periódico digital República de las ideas,
al aludir a los Papeles de Panamá,
hace referencia directa a Pilar de
Borbón, y la señala como “la viuda
del duque de Badajoz”. No es así exactamente. La duquesa de Badajoz es ella, (de conformidad con el Decreto 758/ 1967, de 13 de abril) y a
su muerte deberá revertirlo a la
Corona. Su marido,
Luis Gómez-Acebo, ya fallecido, era duque consorte, como fue el caso de Urdangarín, cuando Cristina obtuvo el título de duquesa de Palma de Mallorca, que ya
no lo es; o el ducado de Cádiz; o el ducado de Soria; o el ducado de Lugo, etcétera.
Siempre se decía, al hacer referencia al conde de Motrico que lo era José María de Areilza. Pues tampoco fue
ese señor el titular. Ese condado había sido concedido por Alfonso XIII en 1908 al ingeniero Evaristo Churruca Brunet, y
lo ostentó entre 1956 y 1992, año de su fallecimiento, Mercedes Churruca Zubiría, esposa de Areilza. Por lo tanto, Areilza
era conde consorte. El ducado de Cádiz, por otro lado, había sido concedido por
Fernando V a Rodrigo Ponce de León. Una vez muerto su titular revirtió a la Corona tras una negociación
de los Reyes Católicos con la
heredera del título, Francisca Ponce de
León y Jiménez de la Fuente
y permaneció en desuso hasta el siglo XIX. En 1820 le fue concedida su
titularidad a Francisco de Asís Luis de
Borbón, hijo de Francisco de Paula,
y tras su muerte lo usó su hermano del mismo nombre y marido de Isabel II. Posteriormente lo usó Fernando María de Baviera y Borbón, al
contraer matrimonio en 1906 con su prima María
Teresa de Borbón, hija de Alfonso
XII. Curiosamente, De Baviera en 1931 se hizo republicano. A su muerte, en
1958, volvió a la Corona. Franco, al estar
vacante el título del ducado de Cádiz, se lo concedió al marido de su nieta Carmen, Alfonso de Borbón Dampierre, hijo de Jaime de Borbón Battenberg. A su muerte, en 1989, el título volvió
a la Corona y
ahí sigue. Dos años antes de la muerte de Alfonso de Borbón, en 1987, el
Gobierno estableció que ese título no era hereditario y su hijo Luis Alfonso de Borbón Martínez Bordiu
no pudo heredarlo ni recibir tratamiento de “alteza
real”, al no haber sido otorgado por el jefe de la
Casa Real. En suma, los consortes son, pues
eso, consortes, como lo es Letizia Ortiz
Rocasolano. Sobre la figura de la mujer del Jefe del Estado, en este caso
de Felipe VI, nada señala la Constitución Española de 1968. Su misión primordial no es
otra que la de asegurar la descendencia de los Borbones en España. Lo mismo que sucede en todas las monarquías
allí donde existen. Es decir, esa antigualla de la
Edad Media que tanto gusta a los tipos de
esclavina, monóculo y zapatos de charol, o sea.
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