jueves, 12 de marzo de 2020

Azcón, a piñón fijo



Dice Azcón que “Zaragoza no es Madrid, pero podríamos llegar a su situación”. Este iluminado alcalde dice cosas de Perogrullo. Pues claro que pueden aumentar los casos de infectados por el coronavirus. Pero él, como máxima autoridad en Zaragoza, no fue capaz de suprimir la FIMA, ni las avalanchas de la Cincomarzada en el Parque del Tío Jorge, ni el 8M. Sobre la Semana Santa también se ha manifestado y ha dicho que “es demasiado pronto para tomar una decisión”. ¿Y cuándo será demasiado tarde? Todas esas cosas las ha dicho Azcón tras reunirse con Badiola, director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza, quien ha advertido que “el coronavirus ha generado una situación de emergencia” y ha apostado por "coger al toro por los cuernos" y adelantarse a los acontecimientos con medidas. Ha añadido que “el virus es muy contagioso, y no se sabe qué va a pasar”. Pero Azcón, ya lo ven, como el que oye granizar. Va a piñón fijo, como si la creciente preocupación ciudadana no fuese con él.  Los políticos de la derechona más rancia, como los obispos  que creen estar en posesión de la cuerda de trenzado, tal vez entiendan que con procesionar la imagen de un cristo con mucha sangre, el preocupante asunto del Covid-19  se arreglará de forma milagrosa. Por lo pronto, ya sabemos que el próximo día 18 los oscenses podrán venerar en el altar mayor de la Catedral al Santo Cristo de Milagros, como hicieran los antepasados en 1497, cuando se sacó a las calles la misma imagen como consecuencia de la mal llamada peste. También está prevista para ese día la celebración de una misa pontificial. En Huesca todavía se recuerda cuando el Cristo de los Milagros, tras sudar sobre los hombros de Juanet Cavero durante aquella procesión del siglo XV,  acabó con la epidemia de escorbuto (esa la mal llamada peste), “que comenzaba con erisipelas y podredumbre de encías de tal suerte que  la inflamación y putridez impedían a los pacientes el tránsito de la comida: el hedor era intolerable, y todo el cuerpo se resentía de los más crueles dolores”, como dejó escrito Francisco López de Villalobos, médico de Carlos I y de Felipe II en un libro impreso en Salamanca, titulado “Sumario de la Medicina, en verso mayor; y un tratado de la enfermedad de las bubas, que no hemos visto”. Todo ello puede leerse en “Epidemiología española: o historia cronológica de las pestes, contagios, epidemias y epizootias que han aparecido en España desde la venida de los cartagineses hasta el año 1801…” (en dos volúmenes), escrito por Joaquín de Villalba. El escorbuto, la temida enfermedad de los marineros que demostró James Cook, es una enfermedad producida por carencia de vitamina C y contraída en los grandes periplos navales, en cuyas dietas no había frutas ni hortalizas. Se propagó por la falta de higiene. Pero a lo que iba, moreno. Hay que ser valiente y decir que este año no habrá procesiones. ¿Qué espera el alcalde Azcón para tomar esa decisión? ¿A que aparezca otro Juanet Cavero, ahora con un escapulario de Vox y lanzando hisopadas con agua de Carabaña? Si no es así, no se entiende.

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