domingo, 28 de diciembre de 2025

Lo otros santos inocentes

 

Según nos recuerda Jorge Fernández Díaz  en su “homilía” de hoy en La Razón, los Santos Inocentes fueron las criaturas a las que Herodes mandó matar cuando tuvo conocimiento de que un personaje profetizado había nacido por aquellas fechas en la localidad de Belén de Judá, y temía que pudiera ser una amenaza para su autoridad regia”, como introito a que, según refiere: “hoy también son muchos los niños inocentes que son exterminados cuando todavía no han nacido y están en gestación en el seno materno, y cuando son recién nacidos o poco después”. Pero el exministro del Interior y miembro numerario del Opus Dei no aclara al lector si esos recién nacidos exterminados de los que nos habla son por culpa del Sacamantecas que los degüella  para sacarles los untos o por otras causas que desconocemos. Podría haber puesto el ejemplo de lo que está sucediendo en Gaza, donde ahí sí mueren muchos niños inocentes por culpa de los bombardeos de los judíos. Porque lo que sucede en Gaza no es una guerra de palestinos contra israelíes, sino un intento de Benjamín Netanyahu de apoderarse por las armas de un territorio que no le pertenece. Lo que sí parece cierto es que Herodes I el Grande vivió desde el 37 a. C hasta el 4 a. C. La inverosímil leyenda de la matanza de inocentes de Belén narrada en el capítulo 2 del evangelio de Mateo, por tanto, no se sostiene. El 28 de diciembre siempre fue un día de bromas, de colocar monigotes en la espalda del compañero de oficina despistado, o de leer cosas insólitas en la prensa de papel. Pero el sentido del humor de los españoles está cambiando y las ‘inocentadas’ han caído en declive. Ahora hay una melancolía colectiva que lo invade todo. Hemos perdido el sentido del humor, la capacidad de sorpresa, se nos ha quedado cara de acelga y no hay forma de relajar el ambiente. Hoy también leo en la prensa que ha muerto Brigitte Bardot, más conocida como BB, que pasó de ser un icono de mi época juvenil a dejar el cine, las pompas y consagrar su vida a la defensa de los animales y a apoyar a la ultraderecha francesa. En 1967, con Serge Gainsbourg compuso a dúo  'Je t'aime... moi non plus' ,  grabada en 1968 y editada en 1986 por aquel músico junto a Jane Birkin, donde se escuchaban gemidos eróticos de la cantante que fueron tachados como obscenos por una parte de la calenturienta curia vaticana; donde, curiosamente, se tapaban y se siguen tapando numerosos delitos de pederastia cometidos por purpurados desvergonzados. Por eso digo que los santos inocentes, si acaso, fueron otros.

 

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