Lo otros santos inocentes

Según nos recuerda Jorge Fernández Díaz en su “homilía”
de hoy en La Razón, los Santos
Inocentes fueron las criaturas a las que Herodes mandó
matar cuando tuvo conocimiento de que un personaje profetizado había nacido por
aquellas fechas en la localidad de Belén de Judá, y temía que pudiera ser una
amenaza para su autoridad regia”, como introito a que, según refiere: “hoy
también son muchos los niños inocentes que son exterminados cuando todavía no
han nacido y están en gestación en el seno materno, y cuando son recién nacidos
o poco después”. Pero el exministro del Interior y miembro numerario del Opus Dei no aclara al lector si esos recién
nacidos exterminados de los que nos habla son por culpa del Sacamantecas que los degüella para sacarles los untos o por otras
causas que desconocemos. Podría haber puesto el ejemplo de lo que está sucediendo
en Gaza, donde ahí sí mueren muchos niños inocentes por culpa de los bombardeos
de los judíos. Porque lo que sucede en Gaza no es una guerra de palestinos
contra israelíes, sino un intento de Benjamín Netanyahu de apoderarse por las armas de
un territorio que no le pertenece. Lo que sí parece cierto es que Herodes I el Grande vivió desde el 37 a. C hasta el
4 a. C. La inverosímil leyenda de la matanza de inocentes de Belén narrada en
el capítulo 2 del evangelio de Mateo, por
tanto, no se sostiene. El 28 de diciembre siempre fue un día de bromas, de colocar
monigotes en la espalda del compañero de oficina despistado, o de leer cosas
insólitas en la prensa de papel. Pero el sentido del humor de los españoles
está cambiando y las ‘inocentadas’
han caído en declive. Ahora hay una melancolía colectiva que lo invade todo.
Hemos perdido el sentido del humor, la capacidad de sorpresa, se nos ha quedado
cara de acelga y no hay forma de relajar el ambiente. Hoy también leo en la
prensa que ha muerto Brigitte Bardot, más
conocida como BB, que pasó
de ser un icono de mi época juvenil a dejar el cine, las pompas y consagrar su
vida a la defensa de los animales y a apoyar a la ultraderecha francesa. En 1967, con Serge Gainsbourg compuso a dúo 'Je t'aime... moi non plus' , grabada en 1968 y editada en 1986 por aquel
músico junto a Jane
Birkin, donde se
escuchaban gemidos eróticos de la cantante que fueron tachados como obscenos
por una parte de la calenturienta curia vaticana; donde, curiosamente, se tapaban y se siguen tapando numerosos
delitos de pederastia cometidos por purpurados desvergonzados. Por eso digo que
los santos inocentes, si acaso, fueron otros.
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