domingo, 18 de mayo de 2014

Suizos: de eso, nada




Los suizos han declinado cobrar un salario mínimo de 4.000 francos, es decir, 3.270 euros, el doble que Alemania. ¿Imaginan ustedes lo que pasaría si a los parados españoles les ofreciesen ese sueldo con cargo al maestro armero? Aquí iba a estar parado hasta el director de la fábrica de Conguitos, ¡qué digo!, hasta el obispo de Sigüenza. Las confirmaciones las iba a hacer el cura ecónomo o el encargado de la catequesis parroquial. Ya se sabe que en Suiza la vida no es barata que digamos, pero 3.270 euros de vellón es una cifra como para venirse a España de vacaciones y esperar todos los meses el giro postal helvético sentado en una hamaca y tomando sangría, eso sí, siempre servida por un camarero español que cobra 600 euros al mes en temporada alta y que echa más horas bandeja en mano que las que echaba Jaime Capmany en la máquina de escribir confeccionando artículos en romance para el ABC. Suiza es un país con 26 cantones que no son precisamente el cantón de Catagena, donde se hablan cuatro lenguas diferentes: alemán, francés, italiano y romanche y donde se fabrican los mejores relojes, chocolates y quesos. También hacen navajas multiuso, que lo mismo sirven para descorchar una botella de Pinot Noir que para apretar un tornillo del Ikea, de esos que siempre parece que sobra alguno cuando recibes el “kit” en casa de algo que parece fácil de montar, pero que más tarde descubres que necesitas tener la carrera de ingeniero para dar en el chiste. En fin, el lector que desee saber más de este país que no tiene mar ni falta que le hace, que se ponga en contacto con Luis Bárcenas, ¡yo sí me pago los trajes!, que parece que quiere tirar de la manta, esperemos que con más éxito que Luis Roldán, cuando disparaba desde la cárcel de Brieva con balas de fogueo.

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