El filósofo y catedrático de instituto José Antonio Marina será el encargado por el Gobierno de hacer un Libro Blanco sobre la profesión de
docente. Y Marina se ha venido arriba, como los toreros en La Maestranza, y señala
que “el profesor malo no debería cobrar igual que el profesor bueno”. Hombre,
ni el político ni el médico ni el guardiacivil ni el factor de circulación… Lo
que pasa es que estos son los bueyes. En este sentido, José Guerrero, en su artículo “Maestros
malos y buenos” publicado en El
Correo de Andalucía, pone el dedo en la llaga: “Conozco lo que supone enfrentarse a un alumnado todos los
días. En
otros tiempos, el maestro llamaba a los padres para advertirles sobre los malos
resultados de su hijo y los padres le daban un cate al niño. Los padres de hoy
le dan el cate al maestro”. (…) “Las
leyes del querer ser más modernos que nadie ha ido creando monstruos escolares,
niños que saben que pasarán de curso pese a suspender (para no crearles
traumas, pobrecitos) y no solo pasan de curso, sino que pasan del maestro. Y el
pobre docente tiene tres opciones: o pegarse un tiro, o fracasar en el intento
de formar a esos Gremlims o sumarse
al carro de la desidia y dejar pasar los cursos y las nóminas sin
complicaciones”. Casi al final de su artículo, Guerrero hace un amago de tirar
la toalla: “No se puede uno pelear contra la maquinaria del Estado en materia
de Educación. Pero no se equivoquen, que el fracaso escolar no es por culpa de
los malos maestros. Es por culpa de los malos políticos que hacen leyes para
que se estrellen los maestros. Y esos son lo que no deben cobrar más que los
maestros”. En resumidas cuentas, y así lo señala Marina en La
Universidad de
Padres on-line, utilizando un proverbio africano: “para educar a un niño,
hace falta la tribu entera”. “La propuesta de pagar parte del
salario del docente en función de su rendimiento pretende convertir
la escuela en una empresa y en un negocio”, comentaba Marina en una entrevista
de Agustín Moreno en Cuartopoder. Algo muy propio del
neoliberalismo del PP, que beneficia sistemáticamente a la enseñanza privada en
detrimento de la pública, ahora arracimada en “centros de difícil desempeño
para la función docente”, entre otras cosas por tener que incorporar alumnos con
necesidades específicas de apoyo educativo, alumnos de integración y
adolescentes recién llegados al país sin conocimiento del idioma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario