jueves, 19 de septiembre de 2019

Las caras excursiones del "cuñao"



Hoy la noticia de la prensa es la primera salida de Urdangarín, cuñado del jefe del Estado, de la cárcel de Brieva-Vicolozano para hacer voluntariado. Parece ser que esa labor de “reinserción” tendrá lugar dos veces por semana: los martes y los jueves, en el Hogar Don Orione, en Pozuelo de Alarcón, la ciudad con renta per cápita más alta de España. Don Orione, aunque parezca nombre de jefe de la mafia siciliana, fue un franciscano ordenado sacerdote en 1895 y fundador de la congregación “Pequeña obra de la Divina Providencia”. Murió el 12 de marzo de 1940 en San Remo. Fue beatificado por Juan Pablo II en 1980 y canonizado por ese mismo pontífice el 16 de mayo de 2004. Pero antes de ello, en agosto de 2000, se le extirpó el corazón a su cadáver para trasladarlo hasta el Cotolengo del Colegio san Pío X en Claypole (Argentina), convertido desde entonces en centro de peregrinación. Cotolengo es el nombre que reciben ciertas instituciones  de asistencia a personas discapacitadas que no pueden valerse por sí mismas. El término provine del apellido del cura italiano Giuseppe Benedetto Cottolengo, quien dedicó gran parte de su vida al cuidado y auxilio de los más desfavorecidos y que abrió un pequeño hospital (‘Ospedaletto della Volta Rossa’) en Turín en 1828, clausurado por las autoridades cuatro años más tarde tras una epidemia de cólera.  Cottolengo fue elevado a los altares por Pío XI en 1934. Pues bien, lo que ya no entiendo es la razón por la que Urdangarín debe hacer un trayecto de 103 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta en un solo día, y dos veces a la semana, para realizar esas labores altruistas en un sedán skoda  y siempre en compañía de un escolta y un chofer, tras la autorización del juez de Vigilancia Penitenciaria 1 de Castilla y León, Florencio de Marcos, al amparo del  artículo 117 del Reglamento Penitenciario y en contra del criterio de Prisiones y de la Fiscalía. Ya sabemos que tanto al escolta como al chofer les pagamos todos los españoles con nuestros impuestos. Pero, ¿quién se hace cargo de la gasolina y del mantenimiento de ese automóvil?  Pues ya saben: el maestro armero. Urdangarín lleva camino de ser un penado que nos va a salir más gravoso que la batalla de Aljubarrota.

No hay comentarios: