martes, 5 de noviembre de 2019

El adoquín de Albert




Hasta ahora tenían fama los adoquines de Calatayud.  Se trata de grandes trozos de caramelo de hasta medio kilo de peso envueltos en un papel con la imagen de la Virgen del Pilar y  que por la otra cara llevan letras de jotas aragonesas de las llamadas “de picadillo” (verbigracia: “Ay madre que me lo han roto/ hija no digas el qué…”) ideados por el confitero bilbilitano Manuel Caro Gormaz en 1928. Aquellos caramelos había que trocearlos con un martillo, como se hacía en mi casa con unos turrones de Alicante de enorme espesor cuando llegaban las navidades. Pues bien, ayer, en el debate televisivo, Albert Rivera enseñó al resto de contertulios un adoquín, que dijo ser de los que tiran las turbas durante los tumultos callejeros a la policía en Barcelona. Y hoy, consultando internet, descubro que el famoso adoquín, que no es un adoquín sino un trozo de cemento compacto de baldosa de acera callejera, se puede comprar en Amazon por un precio inferior a 20 euros. Yo creo que por internet ya se puede adquirir hasta una espada del Cid, eso sí, más falsa que aquella que estuvo expuesta durante muchos años en el madrileño Museo del Ejército antes de su traslado a Toledo;  un  brazo de santa Teresa fabricado en China, como aquellos falsos mantones de Manila; o la pluma de gavilán con la que los Dos Pedros (Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón) firmaron la Paz de Terrer en 1361, donde ambos monarcas se habían enfrascado en unas peleas sobre las fronteras y la posesión del Reino de Murcia. Ya ve usted.

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