lunes, 1 de junio de 2020

Lunes de Pentecostés


Hoy es lunes de Pentecostés, festivo en muchas ciudades españolas: en Ciudad Real se celebra la romería de la virgen de Alarcos, en Santander, la virgen del Mar, en Zamora, la virgen de la Hinista, en Andalucía, la virgen del Rocío, etcétera. Pero existen ciudades más pequeñas donde de igual modo se guarda fiesta, como en Calatayud, san Íñigo de Oña; o en Toro (Zamora), el Cristo de las Batallas. Pentecostés se conoce como la Segunda Pascua. Los cristianos conmemoran la venida del Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego posándose sobre los apóstoles y proporcionándoles el don de lenguas. En el Judaísmo se celebra la entrega por parte de Yahvé de las Tablas de la Ley a Moisés en el monte Sinaí. Por cierto, esas tablas, que en realidad eran piedras, se guardaron en el Arca de la Alianza. Parece ser que eran las segundas. Las primeras están contenidas en un rollo de la Torá y se guardaron en el templo de Salomón hasta que Nabucodonosor II, rey de Babilonia, invadió Jerusalén. Al Arca de la Alianza se le perdió la pista. Hay quien piensa que se encuentra en Etiopía. Todo un misterio sin  descifrar. A esa festividad, como decía, los judíos le llaman Shavout. También es día festivo en Bélgica, Francia, Holanda y Suiza. La fiesta (en general en forma de romerías) se celebra, como digo, el quincuagésimo día después del Domingo de Resurrección. En griego, pentekostos significa quincuagésimo. EL Pentecostés griego se celebra algo más de una semana más tarde, al utilizar el calendario juliano, mientras que la Europa occidental se maneja el calendario gregoriano. Entre ambos calendarios existe un desfase de unos 10 días. Una curiosidad del calendario juliano: los romanos llamaban al día 24 de febrero el “día sexto”, ya que precedía a las calendas de marzo -primer día de cada mes-. En consecuencia, cada 24 de febrero repetido pasaría a llamarse bis sextum, lo que derivó en la palabra bisiesto. Midiendo el tiempo con el calendario juliano (en honor a Julio César) se producía un error acumulado de 11 minutos y 14 segundos cada año. Ello preocupó a la Iglesia Católica, temiendo que con el paso de los siglos la Semana Santa podría llegarse a celebrar en verano, en vez de coincidir con la primera luna llena del equinoccio de primavera, como hacen los judíos. En consecuencia, el papa Gregorio XIII implantó el conocido como calendario gregoriano a partir de cálculos realizados en la Universidad de Salamanca. En esa Universidad se formalizó un documento donde se corregían los desfases, estableciéndose que un año trópico era de 365’242189 días, con menos desvío que el calendario juliano, donde existe una diferencia de 0’002 por ciento. Para adoptar el nuevo calendario se eligieron las fechas comprendidas entre el 5 y el 14 de octubre de 1582, que desaparecieron en el nuevo calendario por tal modificación. Así, al jueves juliano 4 de octubre de 1582 le sucedió el gregoriano 15 de octubre de ese año. Se da la paradoja que Cervantes y Shakespeare no murieron el 23 de abril de 1616 aunque se afirme que murieron ese día. En realidad, Cervantes murió un día antes, el 22 de abril de 1616. Se dio como muerto un día más tarde porque por entonces se registraba como día del fallecimiento el día del entierro. Respecto a Shakespeare, éste murió el día 23 de abril juliano, equivalente al 3 de mayo del calendario gregoriano. Los países con dominio de la Iglesia Ortodoxa Griega, sin embargo, no cambiaron el calendario hasta el comienzo del siglo XX. Esa es la razón por la que el comienzo de la Revolución Rusa de 1917 no se produjo en octubre sino en noviembre de aquel año.

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