martes, 9 de junio de 2020

Una encuesta envenenada



Leo en eldiario.es que una web vinculada a Vox donde, desde el periódico “España es voz”, dirigido por Rogelio Villar, se mantiene activa una encuesta (desde el pasado día 4 de abril) donde pregunta a los lectores “si el rey debería disolver las Cortes, convocar al Ejército y tomar el mando”. Ignoro las respuestas a esa encuesta por parte de los lectores. A mi entender, si Felipe VI tomase esa decisión, que no creo, ahí se terminaría la Monarquía en España. Al jefe del Estado le supongo consciente, y así lo doy por hecho, de las consecuencias que tuvieron para su bisabuelo, Alfonso XIII, el hecho de haberse colocado al lado del golpista Miguel Primo de Rivera, en 1923. Las consecuencias de aquella insensatez de manual provocaron el Pacto de San Sebastián en agosto de 1930, promovido por la Alianza Republicana. En el Casino de San Sebastián, como todo el mundo conoce, se reunieron catorce personas (Marañón no pudo asistir y envió una carta de adhesión) bajo la presidencia de Fernando Sasiaín, entonces presidente del Círculo Republicano de esa ciudad guipuzcoana. Todos los reunidos aquella tarde del 17 de agosto, que aceptaban un Estatuto de Autonomía para Cataluña, eran conscientes de que se había violado la Constitución de 1876. Y aquel consenso se materializó en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Dos días después, el rey se marchaba con nocturnidad y miedo hasta Cartagena, embarcando en el buque de la Armada “Príncipe Alfonso” con rumbo a Marsella donde llegó a las cinco de la mañana. Nadie le estaba esperando.  El resto de su familia se marchó al día siguiente, tomando un tren en el apeadero de Galapagar camino de Irún, despedidos en el andén solo por Álvaro Figueroa. Una vez llegados a París, se instalaron en el Hotel Meurice ocupando 28 habitaciones. Todo excesivo aunque muy triste. Por otro lado, Felipe VI no debe olvidar que el hermano de su madre, Constantino I, cometió el error de ponerse al lado de los coroneles golpistas tras su triunfo el 21 de abril de 1967. Eso le costó la corona. Y ya, el remate final llegó en 1974, una vez caída la dictadura de los coroneles, cuando Karamanlis convocó un referéndum para que los griegos eligieran entre monarquía o república, tras una campaña sin participación de los monárquicos. El resultado fue tan demoledor que Constantino, desde Londres, aceptó resignado que sus días como rey habían acabado para siempre. De los errores se aprende, porque se pagan caros.

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