jueves, 22 de octubre de 2020

Algo se está haciendo mal


 


 

La nueva directora general de Bellas Artes, Dolores Jiménez-Blanco dice que hay que proteger a la Tauromaquia justo ahora, cuando el Parlamento Europeo vota retirar las ayudas agrícolas a ganaderías vinculadas a ese sector. En este sentido, comenta El País que “las ganaderías de lidia han recibido fondos comunitarios porque las ayudas de la PAC se conceden en función de la superficie perteneciente al propietario de la tierra, sin prejuzgar a qué iban a dedicarse”. Cualquiera comprende que de la Tauromaquia vive mucha gente y que están pasando malos momentos por culpa de la pandemia de coronavirus; y, además, digámoslo todo, la afición disminuye de unos años a esta parte. De hechos, las estadísticas señalan que la afición a los espectáculos taurinos (desde las corridas y novilladas hasta las charlotadas de El Bombero Torero o los toros embolados) han perdido medio millón de aficionados en la última década. La Cultura, en consecuencia, pasa por otros cauces, pese a que en 2013 el Gobierno de Mariano Rajoy declarase a las corridas de toros por ley parte del Patrimonio Cultural y las subvencionara pese a su crueldad manifiesta. En este país, según leo en Vozpópuli, “el Estado disponía a comienzos de 2020 (antes de la pandemia) de 122.000 millones para todo tipo de subvenciones de autonomías, ayuntamientos, empresas públicas y privadas, organizaciones, colegios profesionales, academias, ONG y diferentes fundaciones, que convendría revisar para analizar la necesidad o la eficacia del gasto, muchas de ellas sorprendentes, superfluas e improductivas”. Lo que choca ante tal disparate, es que España está muy por debajo de la media europea en cuanto a gasto total en I+D+i. No cabe duda de que algo se está haciendo mal en el orden de prioridades. Ya lo dijo Unamuno en carta dirigida a Ortega en julio de 1906: “¡Que inventen ellos!”. Como recordaba Luis Racionero (La Vanguardia, 19/19/2018) “la cultura europea es el resultado de cuatro elementos: los restos de la tradición greco latina del Mediterráneo; la ética del cristianismo, oriental y celta; el individualismo emprendedor de los invasores bárbaros, y las ciencias reelaboradas por los semitas árabes y judíos. A partir de de estos elementos, que confluyen en la península ibérica, Italia elabora la síntesis del Renacimiento que dará origen a la ciencia occidental y a la tecnología que desarrollarán los países nórdicos”. No cabe duda de que España ha dado grandes inventores: de Torres Quevedo a Juan de la Cierva; de Isaac Peral a Mónico Sánchez; de Manuel Jalón, inventor de la fregona, a Alejandro Finisterre, padre del futbolín. Pero los españoles sólo hemos sabido agitar el nogal mientras otros recogían las nueces. Era como en el dicho de Unamuno, pero al revés. Qué pena.

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