miércoles, 21 de octubre de 2020

Nada con sifón

 

Como diría un toresano, “!cómo llueve por Bardales, tío Babú!”. A lo que el presidente  de Aragón, Javier Lambán, podría responder: “también por Valdelespino”. En esta Comunidad, la de Aragón, llevamos camino de que todo se vaya al garete. Parece ser que esa locución, la de irse al garete, procede de la expresión francesa “etre égaré” que es como decir “andar perdido”. Cuando una embarcación flota sin gobierno y a merced de las corrientes marinas se dice que se está “yendo al garete”. Bardales, para el que lo desconozca, está en el llamado Camino del Cristo. Partiendo de la Ciudad de Doña Elvira, será necesario cruzar el puente de hierro y seguir por la carretera de Salamanca hasta llegar a la planta de áridos de José Isidro, donde se encuentra el cruce con la carretera de Alaejos. Allí será necesario tomar la dirección Este. Después de caminar otros 9 kilómetros se llega a la Cañada de Magarín. Tras cruzar el río Guareña se llega a las ruinas del molino del Platero, donde dejaremos a la izquierda La Requejada y seguiremos por la derecha, que conduce al inicio del pago de Los Llanos de Guareña y el camino Ancho de Bardales.

--¿Se entera usted, amigo? No tiene pérdida. Sólo hay que ponerle un poco de voluntad.

--Hombre, no sé…

Leo en la prensa que Aragón pasará a “nivel 3” y que las tres capitales sufrirán confinamientos perimetrales. También, que cierra definitivamente Casa Pascualillo, fundado en 1939. Lo siento por Guillermo Vela, nieto del fundador, al que considero un buen hostelero y mejor persona. En la foto, aparece con un congrio seco entre las manos camino de la cocina para que el chef proceda a guisar el famoso “congrio a la bilbilitana”, que lleva su tiempo por su previa puesta a remojo. Lo primero que hay que hacer es cortarlo en trozos y ponerlo, como decía, a remojo durante unas horas para que se hidrate. Más tarde se procederá a quitarle el exceso de agua, para después rebozarlo con harina y freírlo en aceite bien caliente. Una vez colocados los trozos de congrio en una cazuela se le echará encima ajos, piñones y almendras machacados. En la misma sartén donde se ha frito el congrio, sobre el aceite sobrante será necesario poner tomate rallado, algo de sal y de azúcar, perejil y hierbabuena. Una vez que la salsa de tomate se haya frito se pondrá encima el congrio, al que se añadirán unos huevos abiertos en los que, por el calor, deberán cuajarse las claras. Otra especialidad de Casa Pascualillo eran las “cigalas de campo”, consistentes en ajetes tiernos pasados por parrilla. La pandemia lo está arruinando todo. Y ya lo que nos faltaba: está al caer Halloween y las mascarillas terroríficas que habrán de colocarse sobre las mascarillas quirúrgicas. Uf, qué lío.

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