sábado, 3 de octubre de 2020

Pastora, a la puerta del bar Pinto

 


Manuel Bohórquez, que sabe mucho de flamenco, propone al Ayuntamiento de Sevilla  que ponga a Pastora Pavón Cruz, más conocida como Niña de los Peines, sentada a la puerta de donde otrora se encontraba el bar Pinto, en La Campana, “sentada en un velador, con gafas oscuras y la cabeza en la Alameda. En bronce, claro, para que vayan los artistas a aprender”. Yo conocí el bar Pinto, a principios de los 70, como ya he contado en otras ocasiones. Me llevó allí un compañero de oficina con más conchas que un galápago y con la escusa de que en ese bar se servía “Don Mendo”, el vino de mesa cariñena que, según contaba aquel colega, sabía distinto que en Zaragoza porque “se daba la vuelta” al pasar Despeñaperros. Yo, que siempre acostumbro a beber rioja, me resistí en un principio. Al final cedí y para allá fuimos. La Campana no quedaba lejos de la calle Imagen, donde trabajábamos. El bar era muy pequeño y entonces lo regentaba su hija Tolita. Pastora Pavón y Pepe Pinto habían muertos dos años antes, en 1969, con un mes y seis días de diferencia. Hoy el bar lo ocupa es una administración de lotería regentado hasta su muerte por Tolita, es decir, por Pastora Escacena Pavón. Fueron varios los hombres que pasaron por la vida de esa gran cantaora, entre ellos el empresario Eugenio Santamaría, dueño del Café de la Marina, en Málaga, el cantaor Manuel Escacena, que le dio el apellido a su hija Pastora, y José Torres Garzón, conocido como Pepe Pinto. Con Pepe Pinto se casó en la parroquia de san Gil, en 1933. Él tenía 30 años y ella 43. Contaba Bohórquez (“El día que murió Pastora”, El Correo de Sevilla, 24/11/2017) que esa diferencia de edad fue motivo de chanza entre cantaores. Dice Bohórquez: Cuando el guitarrista Niño Ricardo se enfadaba con El Pinto, le decía: «Venga, Pepe, que te has casado con tu madre porque no te aguantaba nadie». Y a ella, le dijo un día su comadre La Perla de Triana: «Acábalo de criar, Pastora». Su comadre, La Perla de Triana era la cantaora gitana Antonia Morales Jiménez, que no había nacido en Triana sino en la Puerta Osario, en 1897. Pero con ocho años su familia se traslado a ese populoso barrio. Murió en un accidente de tráfico en Sevilla el 25 de agosto de 1972. Pues sí, yo también estaría de acuerdo en que se hiciera ese reconocimiento en bronce en La Campana a Pastora Pavón Cruz, Niña de los Peines, pintada por Julio Romero de Torres y artista invitada (junto a Manuel Torre) y miembro del jurado en el Primer Concurso de Cante Jondo de Granada, celebrado el día del Corpus de 1922, donde conoció a Manuel de Falla y a  Federico García Lorca. Por suerte, conservo un CD recopilatorio extraído de discos de pizarra de aquella feliz jornada de hace 98 años. Con una excusa parecida, por aquellas fechas, mes arriba o abajo, recuerdo que aquel viejo compañero de oficina me llevó hasta otro bar, en la calle san Eloy. Se llamaba bar Arsenio, ya cerca del Hotel Colón. Aseguraba mi compañero que en aquel bar tenían un cariñera de pasto “químicamente puro”, es decir, malo hasta la grosería. Allí me presentó a Antonio Machín y a su hija. Se dirigió a él diciéndole que le había hecho una entrevista para el diario “Amanecer” en 1947, en Zaragoza. Machín no tenía ni idea de lo que mi amigo le contaba. Lo pasamos bien. Machín me dedicó una foto. Por desgracia, la perdí en uno de mis traslados. ¡Cuántas cosas se pierden en los traslados! Gómez de la Serna creo que fue el que dijo aquello de que dos traslados equivalen a un incendio. Nada más cierto.

No hay comentarios: