Sánchez debería cesar a Iglesias

 
Que el presidente Sánchez ha cometido muchos errores es evidente. Entre ellos, quitarse de encima la responsabilidad de la pandemia y trasladar esa responsabilidad a las comunidades autónomas, manejadas por unos reyezuelos de taifas que no saben, en algunos casos al menos, por dónde les sopla el aire. Pero lo peor, si cabe, es mantener en el Gobierno al vicepresidente Iglesias tras las desafortunadas declaraciones en el programa “Salvados” emitido por la Sexta ayer domingo. Ese sujeto, por llamarle de alguna manera, entiende que Puigdemont es un “exiliado político”, y el rey Juan Carlos, un “fugado”. Puigdemont no es comparable, de ninguna de las maneras, a los miles de españoles defensores de la libertad que tuvieron que poner pies en polvorosa como consecuencia de la Guerra Civil y el triunfo de un sátrapa. El rey Juan Carlos se ha marchado de España de forma temporal y por su propia voluntad. Puede volver cuando quiera. Otra cosa es que deba ser censurado por su conducta poco ética. En cuanto a los indultos de los presos independentistas catalanes no vale decir, como ha dicho Iglesias, que deberían estar libres y poder representar a la ciudadanía que les ha votado, ni tampoco compararlos con Alfonso Armada y el resto de los responsables del 23F, que secuestraron el Congreso de los Diputados por la fuerza de las armas y que estuvieron a punto de lograr un golpe de Estado. Comparar el 23F con un aciago 1 de octubre es como comparar la Vía Láctea con las mantecadas de Astorga. Sánchez, insisto, debería cesar de inmediato a ese sujeto con moño que se cree el Mesías prometido. Y si hubiese que volver de nuevo a las urnas, adelante con los faroles. Entiendo que es una ignominia tener a este vicepresidente segundo en los Consejos de Ministros en un Estado de derecho. Como ciudadano, siento vergüenza ajena.