domingo, 31 de enero de 2021

El calendario del "todo a cien"

 


Cada año que pasa me resulta más dificultoso conseguir un calendario de mesa. Se nota que los dentistas y las empresas de compra-venta de inmuebles (mis principales proveedores) han reducido costes de propaganda. En consecuencia, ya terminado el mes de enero, me he visto obligado a tener que acudir a la tienda de los chinos de mi calle. He conseguido uno en formato de cuaderno y con ajuste de gusanillo. Lo he colocado en una mesita auxiliar donde tengo el teléfono, un cenicero que anuncia el linimento Sloan regalo de un boticario y un atril plegado de madera. Va a dos tintas: rojo y gris. Me recuerda a las estaciones de los trenes de cercanías. De vez en cuando lo miro y es como si me asomase por la ventanilla y me encontrara estacionado en Torrelodones o en Galapagar-La Navata. También me auxilio con el taco de los jesuitas de Bilbao y que tengo a mis espaldas, debajo de un barómetro y de una placa que me dieron en Ricla hace ya cuarenta años como premio a un relato, que iba, recuerdo, sobre un tipo que pretendió volar sin conseguirlo, ayudándose de unos retales de lona, unas cañas de bambú y unas cintas de persiana. Hay ocasiones en las que la suerte no acompaña. Tampoco la aerodinámica.

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