domingo, 4 de julio de 2021

El "Amadís" editado por Cocci

 

 

El 30 de octubre de 1508, en los talleres zaragozanos del tipógrafo alemán Jorge Cocci, vieron la luz “Los cuatro libros del virtuoso caballero Amadís de Gaula”. Cinco años antes había imprimido en esta ciudad un “Breviarium Romanum” (1503) y la “Tragicomedia de Calisto y Melibea” (1507),  de Fernando de Rojas. A lo largo de su vida imprimió alrededor de 300 libros, algunos de ellos con estampaciones tintadas con los colores rojo y negro. Uno de aquellos trabajos, Décadas, de Tito Livio, está considerado como el impreso más pulcro del siglo XVI. Se trata de  Ab Urbe condita” (“Décadas”), una extensa publicación que constaba de 142 libros de los que sólo 35 de ellos se conservan. Abarca desde el desembarco del troyano Eneas en la península itálica (recomiendo la lectura de “La Eneida”, de Virgilio, escrita por encargo de Julio César) hasta la muerte de Druso el Mayor el año 9 a.C., pese a que el verdadero inicio de la epopeya romana parte de Homero (“La Ilíada” y “La Odisea”) que consta de 12 libros. Pero, como decía, se hizo otra impresión del “Amadís” en 1511 de Jacobo Comberger, que aparece en el Registrum de los libros de Hernando Colón, descubierto por el librero Edwin Tross en 1872, en Ferrara. Se lo vendió a Achille Seillière. A la muerte de éste al año siguiente y de uno de sus hijos en 1878,  una parte de la biblioteca se puso a la venta en la casa de subastas Sotheby. El “Amadís” fue adquirido por el librero londinense, Bernard Quaritch; y meses después, el Museo Británico lo obtuvo por 200 libras esterlinas. Actualmente forma parte de los fondos londinenses de la British Library. Lo cierto es que eb Zaragoza se produjeron 150 incunables, siendo la segunda ciudad en producción, detrás de Sevilla. Entre ellos: 1478, Expositio Missae, de Benito de Parentinis, impreso por Enrique Botel. Se emplea por primera vez en España la foliación, colocando números arábigos entre dos puntitos en la parte superior de las hojas; 1481, un impresor anónimo publica en Zaragoza la primera obra con puntuación, seguramente tomada de alguna edición extranjera, y nunca empleada hasta entonces en la península: “Expositio in Psalmos, de Johannes de Turrecremata. Es también el primer libro aragonés con iniciales orladas y sobre figuras; y 1490, en las Ordenanzas reales de Castilla, Juan Hurus emplea por primera vez el escudo o marca de impresor. (Sergio Benítez Moriana. “Historia de la imprenta en Aragón”, nov. 2014). Según Sergio Benítez, “Mateo Frandro fue el primer impresor de Zaragoza, con su Manipulus curatorum, de Guido de Monte Rocher, impreso ‘in Caesaraugusta. XV. Octobris. Anno salutis Millessimo. Qudragetessimi...Septuagesimo quito’ (1475). La obra es de tamaño folio, 110 hojas no numeradas, letra gótica de un solo tamaño, renglón seguido, 35 líneas por plana, a excepción del folio 76, que solamente cuenta con 25, siendo su caja tipográfica más estrecha, debido seguramente a un fallo de confección. El papel lleva como filigrana un arco y una flecha. Se dejaron huecos para las letras capitales. Fue la primera obra impresa en España en letra gótica. Solo se conoce este libro de este impresor. Mateo Flandro desapareció sin dejar huella, no conociéndosele actividad alguna en otra localidad española o extranjera”.

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