viernes, 9 de julio de 2021

Las moscas de san Narciso

 


Aquí siempre se adelantan los acontecimientos y se acostumbra a poner la venda antes de que exista la herida, por si las moscas y en prevención ante posibles eventualidades. De hecho, se han adelantado las rebajas en los comercios y ya se despacha lotería de Navidad. Pronto, a este paso, habrá expositores de cestas de aguinaldos y turrones en Semana Santa. La expresión “por si las moscas” tiene dos orígenes: uno, culinario; otro, de leyenda. El culinario, cuentan que hacía referencia a que era conveniente tapar los productos una vez cocinados en evitación de que pudiesen “aterrizar” sobre la comida esos molestos dípteros, sobre los que se suponía que  transportaban en sus patas muchos microbios. El de leyenda, me consta que estaba relacionado con san Narciso, obispo de Gerona. Se decía, incorrectamente,  que 1285 las tropas de Felipe II de Borgoña, alias El Atrevido, invadieron esa ciudad catalana y arrasaron  lodo lo que encontraron a su paso. Entre  esa barbarie, profanaron la tumba de ese santo. Al abrir el ataúd salieron a la superficie un ejército de moscas que, al parecer, contagiaron de peste a los soldados. Algo falla en esa leyenda, puesto que Felipe II de Borgoña nació en Pontoise (Francia) el 15 de enero de 1342. Lo que sí parece cierto fue que en 1285 las tropas francesas intentaron  sitiar  Gerona siendo rey Felipe III de Francia (de la dinastía de los Capetos, casado en 1262 con Isabel de Aragón, hija de Jaime I El Conquistador,  muerta en 1271 al caerse de un caballo)  en la llamada “cruzada contra la Corona de Aragón”, promovida por el papa Martín IV contra el rey aragonés Pedro III El Grande y donde muchos soldados enfermaron de disentería. Aquel intento de tomar Gerona terminó con la “batalla del collado de las Panizas” el 1 de octubre de 1285, con el triunfo del rey aragonés. Felipe III de Francia moría cuatro días más tarde en Perpiñán (entonces integrado en el Reino de Mallorca), ya en retirada y  aquejado de aquella epidemia. En La Divina Comedia, Dante lo sitúa a las puertas del Purgatorio junto a otros personajes. Le refiere “con la nariz pequeña, en un aire de confianza con Enrique I de Navarra. Los dos, tristes y atormentados, son padre y suegro de Felipe el Hermoso, llamado ‘mal de Francia’, de la vida ‘malcriada y burda’. El corpulento Pedro III de Aragón y Carlos I de Anjou su oponente en la tierra…”, etcétera.  (Se corresponde con el “Séptimo canto del Purgatorio”, que tuvo lugar en el Antipurgatorio, donde las almas de los negligentes esperaban poder comenzar su expiación).

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