martes, 13 de julio de 2021

El Rudo

 


Yo no sabía la razón por la que a Serapión Jambrina Bonifaz le apodaban El Rudo. En aquella pedanía de Calatayud, Embid de la Ribera, moteaban  a todos los forasteros que llegaban con algún motivo. Embid de la Ribera, entre Paracuellos de Jalón y Huérmeda, quedó en el recuerdo de muchos cineastas tras rodarse algunas secuencias del guión de “Réquiem por un campesino español”, adaptado por Alfonso Plou y dirigido por Francisco Betriu, sobre la novela corta de Ramón J. Sender publicada en España  con mucho retraso, en  1974. Es curioso que el mismo cura, mosén Millán (Antonio Ferrandis) que delata a Paco el del Molino (Antonio Banderas) y acaba fusilado por unos falangistas, le dedique unos gorigoris al año de su muerte. ¿Existe mayor contradicción? Las Hoces del Jalón fueron la causa, allá por los años 60 del siglo XIX, de que puentes y túneles retrasaran  más de lo necesario la circulación de convoyes de la compañía MZA entre Madrid y Zaragoza.  A Serapión Jambrina Bonifaz, alias El Rudo,  le animó un amigo funcionario de Correos, durante el trayecto de la romería a Viver de la Sierra en honor de Nuestra Señora de los Dones, a que opositara a la plaza vacante de guarda de fincas rústicas en Munébrega. El examen parecía sencillo: un dictado, una regla de tres y un examen oral en el que  cualquiera de los ediles podía hacer al opositor varias preguntas de cultura general. El dictado, según comentó a su amigo a posteriori, fue corto y extraído del librito “Otras lecciones de cosas”, de Joaquín Pla Gagol, que él recordaba haberlo tomado prestado en cierta ocasión de la biblioteca parroquial. Se refería los movimientos de las aguas del mar: “Los vientos, al desencadenarse sobre el mar, agigantan las olas y les dan aquella braveza sombría y aquella fuerza espantosa, que las hacen capaces de dislocar los rocosos acantilados costeros y reducir a pequeños cantos lo que fueron rocas enormes”. Así constaba en el último párrafo de la página 39, según pudo comprobar más tarde en esa biblioteca. Sobre la primera “g”, de “agigantan”, le había caído una gota de tinta que dificultaba su lectura. Había escrito “ajigantan” pero no se dieron cuenta. Lo malo llegó cuando en el examen oral uno de los concejales, mancebo de botica y cursillista de cristiandad, le preguntó: “cuánto dinero es la mitad de medio duro”. Serapión  Jambrina Bonifaz, alias El Rudo,  respondió sin detenerse a pensar: “dos cincuenta”. Y luego vino el tiro a quemarropa: “Diga dónde nace el río Ribota”. No supo contestar y se quedó sin la plaza de guarda. Más tarde pudo enterarse de que aquella vacante se la habían concedido a un ganapán de nombre Porfirio, primo de la mujer del edil, que ejercía de pinche de cocina en el Restaurante Rogelio. Serapión Jambrina Bonifaz, alias El Rudo, le había dicho a su amigo de Correos que aquel examen había sido “muy rudo”. De ahí el mote, que llevó anejado a su nombre hasta el día en que fue atropellado con resultado de muerte por un camión de Gaseosas Gil Montón en la plaza de san Andrés, junto al Cine Capitol.

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