viernes, 15 de septiembre de 2023

¡Basta de llorar!

 

Estamos hartos de escuchar que es difícil encontrar camareros para las terrazas de verano. Hoy leo en El Correo de Zamora que “los viticultores toresanos recurren a la tecnología ante las dificultades de encontrar vendimiadores y el enorme coste que supone la recogida a mano”. En una entrevistada por ese diario a una tal Laura García, ésta señala que “hace décadas, estudiantes y parados tenían durante estos días la posibilidad de llevarse un sueldo con la campaña de la recolección de la uva, pero hoy apenas hay gente para desempeñar este trabajo”. Lo que haría falta saber es el horario de trabajo, las condiciones laborales y las cantidades que se ingresan en nómina por ejercer esos sacrificados trabajos. Me consta que en el país vecino del norte sí acuden trabajadores españoles para la recolección. Según leí en el diario El País el pasado 3 de agosto, “España vuelve a enviar a 15.000 temporeros para vendimiar en Francia por un mínimo de 11,5 euros la hora”, dejando claro que la campaña dura entre 20 y 25 días para la recogida temprana; que si los temporeros continúan con la vendimia tardía la campaña puede prolongarse hasta los 50 días; que la jornada máxima legal es de 35 horas semanales;  quesi los temporeros superan esta jornada e hicieran entre 35 y 43 horas semanales, la retribución se incrementa un 25% (14,4 euros); y que si sobrepasan las 43 horas de trabajo a la semana, la retribución mínima por hora será de 17,28 euros. Además de todo ello, la legislación francesa incluye una exoneración de cotizaciones sociales de la parte del empleado, con lo que esto puede suponer un incremento salarial del 12,25%, sin perder derechos de protección. ¿Cómo está la situación en España? ¿Dónde estriba  la dificultad para no encontrar temporeros?  Está claro que mano de obra sí hay para desempeñar ese duro trabajo, pero hay que pagarlo. Los agricultores españoles, siempre llorones e insatisfechos, desean lo que las amas de casa cuando se acercan al mercado para hacer la compra: "pescadilla gorda que pese poco". ¡Basta ya de ir de mártires por la vida! No se puede presumir de europeo solo para aparar la mano y recibir subvenciones de Bruselas.

 

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