jueves, 28 de septiembre de 2023

Las náuseas

 



Lo sucedido hoy en la entrada de la Aljafería pone de manifiesto cómo anda el aceite de nuestro candil. La tensión entre la presidenta de las Cortes de Aragón, Marta Fernández (Vox) y la ministra Irene Montero es evidente. Pero, aún  así, lo menos que puede hacer la presidenta de los aragoneses en la Cámara territorial es no dejarnos a todos en evidencia. La mano no se le debe negar ni a nuestro peor enemigo. Es una grosería de baja estofa. Esa señora, por decirlo de alguna manera, Marta Fernández, ostenta su importante representación institucional como condición impuesta en su día para que el aspirante a presidir la DGA, Jorge Azcón Navarro, del Partido Popular, pudiese alzarse con el santo y con la peana en un territorio, el nuestro, que por desgracia pinta muy poco en el conjunto del organigrama del Estado por su escasa densidad de población, si consideramos que la mitad de ella está concentrada en Zaragoza. Tanto la ministra en funciones, Irene Montero, como la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam, asistían a una jornada bajo el nombre 'La garantía efectiva de los Derechos Sexuales y Reproductivos en Europa', organizado por el Gobierno de España con motivo de la Presidencia Española del Consejo de la Unión Europea. Pero no pasa nada. Cada uno queda por lo que es. Marta Fernández, negacionista de las vacunas del covid 19 que tantas vidas se llevó por delante, del cambio climático, de sus publicaciones en las redes sociales más tarde borradas por ella sobre comentarios negativos en lo que respecta a la violencia de género, y autora de la frase “Montero solo sabe arrodillarse para medrar”, ha quedado como Cagancho en Almagro o, mejor aún, como una chulapa de rancio sainete decimonónico. Pero, ya digo, su actitud grosera y de absoluta falta de consideración y respeto tanto a la ministra en funciones como a la secretaria de Estado de Igualdad apenas trascenderá en los medios, algo que siempre produce alivio a quienes sentimos vergüenza ajena. Menos mal que el Gobierno de España está centrado en otras cosas de más enjundia. Eso sí, a mi entender, esos paletos que hacen de su incultura su credo, incapaces de condenar los crímenes del franquismo y convertidos en políticos a la violeta en mor de la afición nostálgica, deberían hacérselo mirar. No merecen mi consideración ni mi respeto. Digo más, a la actual presidenta de las Cortes de Aragón deberían cesarla de inmediato por higiene democrática antes de que nos devore la piojera.

 

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