domingo, 3 de septiembre de 2023

La maldición de la gitana

 


La conocida frase “llueve más que cuando enterraron a Bigotes” tiene su protagonista: Fermín Salvochea (1842-1907), que llegó a ser alcalde de Cádiz durante la Primera República. Murió de la manera más extraña, al caer de la tabla que hacía las veces de cama. Vicente Blasco Ibáñez hizo referencia ese personaje en su novela “La bodega”, al que llama Fernando Salvatierra. Como curiosidad, en las elecciones municipales de 2015 salió elegido alcalde de Cádiz José María González Santos, más conocido como Kichi, que lo primero que hizo fue quitar el retrato de Juan Carlos I en su despacho oficial y sustituirlo por el de Salvochea. Otros dicen “llueve más que cuando enterraron a Zafra”. Según dejó escrito Eduardo Montesinos en la revista “Nuevo Mundo” (11 de agosto de 1897) en su relato “El conde de Zafra”, parece ser que en 1460 existía en esa ciudad extremeña un castillo cuyo señor era el conde Mendo Méndez de Pelaez, apodado El Bigotes. Según el relato, un caluroso mes de agosto fue causa de que todas las fuentes se secaron menos la fuente del castillo. Pero el conde no permitió que los vecinos de Zafra bebiesen de su fuente, hasta que una gitana se coló en su interior y consiguió llenar una alcarraza. Sorprendida y llevada a presencia del conde fue castigada con siete palos, tantos como pedazos se hizo el cántaro. Una vez arrojada del castillo, la gitana hizo una maldición: “¡Siete pedazos, siete! ¡Los días de la semana! ¡Hoy es martes, te emplazo para el martes próximo! ¡Tanta agua tendrás que navegarás sobre ella! ¡Maldito seas! ”. Aquella noche el conde de Zafra no pudo dormir y cayó enfermo, muriendo el lunes siguiente. Su cadáver fue colocado en un catafalco, comenzó a diluviar y el agua inundó la sala. El ataúd salió flotando por la puerta del castillo en dirección a las fuentes, posándose frente a una catarata y sobre una nube apareció el espectro de la gitana. Al instante desapareció su imagen fantasmal y el ataúd se precipitó por el torrente del río Darro rebotando de piedra en piedra hasta desaparecer.

 

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