miércoles, 13 de septiembre de 2023

Tocar madera

 


En España, de seguir así las cosas con un aceite de oliva disparado, me atrevería a decir que pronto aparecerán los garrafistas ofreciendo “no sabemos qué” aceite de no sé sabe qué sitio vendiéndolo como aceite de oliva, sin haber pasado los necesarios controles sanitarios. Somos olvidadizos. Pronto hemos echado paladas de tierra sobre la tragedia que supuso el aceite de colza desnaturalizado con anilina a comienzos de los años ochenta del pasado siglo. Aquel escándalo sanitario dejó un balance de 5.000 muertos y secuelas en más de 20.000 personas. El ministro Sancho Rof llegó a decir, para que no cundiese la alarma, que todo era consecuencia de “un bichito que si se caía de una silla se mataba”. Pero es que antes de ello, el hambre hizo que muchas familias enteras se intoxicasen con la harina de almorta con muchos casos de latirismo, hasta el punto de que en 1944 hubo de prohibirse para el consumo humano, aunque sigue utilizándose a día de hoy como pienso para el ganado. Con la comida no se juega. Pero la inflación galopante e incontenible (al no poderse devaluar el euro) conseguirá que aumente el número de personas que busquen comida en las basuras de los supermercados a muy corto plazo. Ya nadie recuerda el caso de las “vacas locas”, que produjeron casos de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, es decir, de encefalopatías espongiformes bovinas. De esa enfermedad no ha vuelto a hablarse. Tampoco de la triconomiasis en vacas y toros. Pero existen. A mi entender, las transferencias de Sanidad a las Comunidades Autónomas nunca debieron producirse. Ello añade preocupación. En Aragón, la alianza de PP y Vox en el Gobierno regional es como para tocar madera. Pero no pasa nada. Las consecuencias de malas prácticas de políticos a la violeta siempre las terminan pagando los pobres.

 

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