domingo, 14 de febrero de 2016

Ajo y agua




Existen pretensiones de difícil satisfacción. Ignacio Vidal-Folch recuerda en El Mundo que “el ayuntamiento de Cervera solicita a la Casa Real española que la princesa Leonor renuncie al título de condesa de Cervera, ya que la población no se siente representada por una monarquía ‘anacrónica y desfasada’. A esto la Casa Real ha respondido que la princesa como heredera de la Corona de España ostenta con mucho orgullo, entre otros títulos, el de condesa de Cervera”. Vamos a ver: la princesa Leonor es de tan corta edad que pasa olímpicamente de esas pompas y vanidades. A mi entender, no se debería seguir disfrutando de un título nobiliario, en este caso catalán, cuando la ciudadanía del municipio que da lugar al título (en este caso una moción acordada en junio de 2014 por mayoría simple), no se siente representada por la persona que la encarna. Pero la Casa Real me consta que no ha contestado nada al actual alcalde Ramón Royes. Sí lo ha hecho Jaime Alfonsín, jefe de la Casa del Rey, que es cosa distinta. En esa carta, con registro de entrada en ese Ayuntamiento de fecha 1 de diciembre de 2015, Alfonsín recuerda al alcalde Royes el contenido del artículo 57.2 de la Constitución Española, donde se señala: “El Príncipe Heredero, desde su nacimiento o desde que se produzca el hecho de que origine el tratamiento tendrá la dignidad de Príncipe de Asturias y de los demás títulos vinculados tradicionalmente al sucesor de la Corona”. La ciudad de Cervera ya pidió en su día esa misma renuncia al rey Juan Carlos para su hijo Felipe y entonces se dio la callada por respuesta. En suma, para que se satisfagan los deseos de los ciudadanos de ese municipio catalán de la comarca de Segarra será condición necesaria que se modifique la Carta Magna. Mientras tanto, ajo y agua.

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