Cuenta Jon Joaristi
que sostiene Slavoj Zizek que “el populacho siempre
se desmanda en los carnavales”. También, según Víctor Lenore (El País 01/04/2011): “el profesor esloveno
tiene un discurso adictivo donde se mezclan política, psicoanálisis, lucha de
clases, taquillazos de Hollywood y algún chiste grueso”. Y en una entrevista de
ese diario, ante la pregunta de “en su libro El acoso de las fantasías
(1997) explica que los medios audiovisuales pueden emborronar nuestra percepción
de la realidad”, Zizek responde: “Muchos se quejan de que Twitter o Facebook son
comunidades artificiales, sucedáneos de la interacción humana cara a cara. Yo
celebro estas comunidades artificiales; te permiten escapar de tu lugar
asignado en la sociedad. Imagina vivir en un país como Arabia Saudí. Yo me
sentiría liberado usando Twitter”.
Sí, personalmente entiendo que lleva razón en lo que afirma. Es como disponer
de una moto en un pueblo de cabras. Es la única manera de poder evadirte unas
horas de un lugar donde nunca ocurre nada y donde ese desinterés colectivo
termina por agarrotarte. Y Zizek, a propósito de su libro Living in the end times (2010) responde al periodista: “Me encanta
una anécdota, seguramente apócrifa, de la Primera Guerra
Mundial. Un puesto militar alemán escribe un telegrama a sus aliados
austriacos: ‘Aquí la situación es seria, pero no catastrófica’. La respuesta dice:
‘Aquí la situación es catastrófica, pero no seria’. Esta última frase define
nuestra época. Nos cuesta tomar en serio la debacle a la que nos enfrentamos.
No soy un ingenuo, ni un utópico; sé que no habrá una gran revolución. A pesar
de todo, se pueden hacer cosas útiles, como señalar los límites del sistema.
Muchos sabemos que unas cuantas reformas no van a sacarnos del atolladero”.
Ahora, tras leer las respuestas de Zizek al periodista, voy comprendiendo por
qué le gusta tanto a Pablo Iglesias
el filósofo Zizek. Y ahora comprendo, de la misma manera, la inquina (y la
posición de “prevengan” en la prensa escrita) que los dos grandes partidos que
nos gobernaron en alternancia durante los últimos 35 años (y que están a punto
de perder sus privilegios) sienten ante la aparición en la escena política de
Podemos, una coalición de partidos rompedora. Sólo hay que escuchar las últimas
declaraciones de Alfonso Guerra (un
dinosaurios a punto de extinción, que hasta hizo uso de un avión Falcon para ir a los toros) para saber en qué punto
del panorama político nos encontramos, y que yo celebro por lo que tiene de
esperanzador para millones de ciudadanos que lo están pasando mal en un país,
el nuestro, que en boca de Guerra “no lo iba a reconocer ni la madre que lo
parió”.
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